Estos días, además de más ocupado con el inicio del año académico, he estado falto de inspiración para postear algunos textos. De hecho, dejé en el archivo un post que escribí, que por polémico preferí esperar a que se enfriara (sigue enfriándose).
Anoche tuve oportunidad de ver una película, titulada como este post: Whiplash. En español la tradujeron por «Música y Obsesión». El actor secundario de esta película J.K. Simmons ganó el Oscar al mejor actor de reparto en este 2015. Su actuación es una obra de arte. Sólo verlo te hace sentir mal, como hace sentir mal a todos los estudiantes de música del conservatorio donde era «profesor-director» de orquesta de Jazz. Los insultos a sus estudiantes-músicos son verdaderamente «asustantes», tanto para el pobre estudiante como para quien ve la película. Para corregir a algún alumno desafinado le grita a 10 centímetros de su cara. Utiliza argumentos ad-hominem, atacando la dignidad del pobre joven que entre medias* llora por la humillación. A veces llega al extremo de usar expresiones soeces muy desagradables.
La película se centra en Andrew (Andy), joven baterista (pensé que se escribía bateriísta**, o algo así, pero este es el nombre correcto para una persona que toca la batería), quien tiene una gran ilusión de que Fletcher (el director mal encarado y gruñon) le considere para su orquesta.
La presión psicológica sobre Andy llega al extremo que éste dedica horas y horas para complacer a la persona que lo puede catapultar a la fama; fama que desea por todo sobre lo demás. (De hecho, por lo que veo, la traducción literal de la palabra Whiplash es algo así como Traumatismo cervical, o latigazo cervical).
Pero Andy termina explotando y decide dejar su recién arrancada carrera de baterista.
Pero la obsesión de Andy por ser reconocido como un baterista de primera, le lleva a salir adelante de una trampa que le tienden. Y se consagra como tal.
La película es dura de ver: los gritos e insultos son muy fuertes y a veces irreverentes; la música, dentro de los ensayos empieza, no termina, y vuelve a empezar; como está centrado en la batería, para algunos puede ser difícil de seguir por tanto golpe; yo casi llegué a sudar con el pobre Andrew ensayando horas y horas, para alcanzar el «tiempo» que le exigía Fletcher; se ven manos con ampollas reventadas en sangre…
A mí la palabra obsesión siempre me ha parecido una palabra desagradable. Quizá el significado es muy fuerte, pues es fijarse en una sola idea, como el caso de Andy por ser un baterista famoso.
Como se dice en la antropología filosófica tradicional, la virtud es una cima entre dos simas; la virtud es una cumbre entre dos barrancos. Porque la virtud es el punto medio entre el defecto y el exceso; así, la obsesión es un vicio por exceso de la perseverancia( o de la constancia). El vicio por defecto podría ser la desidia, dejadez, abandono, negligencia.
Me parece que la cultura actual tiene muchos contrastes ante la virtud de la perseverancia o constancia (como no pretendo hacer un tratado de virtudes, estoy equiparando estas dos virtudes)…
Conseguir un objetivo, una meta siempre es difícil. Para eso se necesita perseverar, ser constante. Cuando esta perseverancia sobrepasa los niveles que dicta la prudencia, caerá en el exceso de la obsesión. Por ejemplo, en la película, el pobre Andy toma una decisión muy «tonta» para seguir adelante con su obsesión. Las consecuencias de esta decisión le duelen en el alma, como le duele también a quien ve la película.
Entre los contrastes que digo que se tiene actualmente con relación a la constancia, hay unos excesos casi obsesivos por conseguir cosas, sobrepasando muchas veces las propias capacidades para obtener algo, que ordinariamente es algo material. Cuantas veces hemos visto personas que casi empeñan sus pocas pertenencias para poder tener un celular de última moda; y terminan por pagar una tasa de interés a la tarjeta de crédito de aquellas que levantan el pelo y lo tiran al piso.
Por otro lado, también es frecuente que para conseguir algo que no sea material no se ponga tanto empeño como para algo material. Pienso por ejemplo en alumnos que han pagado mucho dinero para realizar unos estudios determinados, y luego en las clases se la pasan distraídos, chateando, jugando, etc. Cero constancia, pura dejadez y negligencia.
Así, por un lado tenemos obsesiones, y por otro tenemos desidias.
Pero, para ser positivos, también vemos muchos ejemplos de constancia y perseverancia. Como aquella mamá que sigue educando a su hijo una y otra vez; o un profesor (hay que echarle flores al gremio) que un año y otro arranca los cursos para enseñar al que no sabe…
La película me ayudó a reflexionar sobre la constancia para conseguir metas. Muchas veces he dejado proyectos de lado, por no ser perseverantes en ellos. Otras veces he sido obsesivo para conseguir algo (en ocasiones a los obsesivos les llamamos intensos).
Me planteo cómo ser constante para conseguir lo que he de conseguir. Se me pasaron por la cabeza tres ideas para ayudarme y ayudarnos con la constancia.
Pienso que en primer lugar, para ser constante, nos puede ayudar el orden: colocar las cosas en su sitio; por ejemplo, para no querer abarcar mas de lo que podemos abarcar. De vez en cuando me encuentro con varios libros por leer a simultaneo y los voy dejando atrás por alguno nuevo que me llega.
Con frecuencia trato de recordar un consejo que me han dado varias veces; podría decir que es más o menos así: «tenés que aprender a decir que no», ya que en ocasiones acepto hacer cosas que no debería aceptar; y esto es un desorden y dificulta la constancia.
Una máxima que viene recogida en Camino dice: «haz lo que debes, y está en lo que haces». Esto podría ser una segunda idea para ser constante. Poner empeño, ilusión en las cosas, pero en las cosas que debo hacer.
Y una tercera idea que se me ocurre viene por la línea de la ayuda. Ahora está de moda el Coaching y el Mentoring. Pues como le llames. Quizá lo mejor sea que alguien te ayude: novia, novio, esposa, esposo, amigo, compañero, jefe, etc. Alguien que vea desde fuera qué hacemos y cómo lo hacemos, y que nos dé impulso y ánimos para acabar bien lo que tenemos que hacer.
Espero no tardar tanto para el próximo post.
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* La expresión «entre medias» es una adaptación de una muy usada en El Salvador: «entre medio», que un buen amigo -alumno en el año 1986- me quitó por redundante. ¿Te acordás José Antonio Monzón?
** Me parece que también se puede usar la palabra batería para referirse al músico que la toca.