Retórica


Después de unos meses sin clases, esta semana nuevamente estamos en un curso. En esta ocasión el curso es de retórica. Nuestro profesor es filólogo clásico. Un compañero le contó a su mujer -vía whatsapp- que la profesión del profesor era esa: «filólogo clásico». La respuesta de la esposa fue magnífica: «¿Eso es bueno o malo?». Creo que en estas tierras hay muy pocos filólogos y creo que clásicos han de haber menos. Haciendo un recorrido rápido, tengo conciencia de haber conocido a uno solo, y además, europeo. Así que espero que pronto pueda conocer a alguno local.

Nuevamente se repite el fenómeno: sensación de ignorancia. Que gracias a Dios y a los profesores, va dejando de serlo. Como nos dice el profesor -Álvaro se llama- que todo lo que nos ha dicho en el curso ya lo sabemos, aunque quizá no sepamos los nombres correctos. Y quizá es así. 

Pero por otro lado me llama la atención que nunca halla recibido propiamente clase de retórica. Sí recibí -y hasta he tenido la cara dura de darlo-  cursos de técnicas de hablar en público… en fin. Quizá un poco de historia ayudaría.

La retórica empezó con los griegos. La situación política y judicial de Grecia empezó a exigir el uso del lenguaje para proponer o para oponerse a las leyes. Especialmente en Atenas. También era usada la retórica para defender o acusar a alguien en los juicios (no existían ni abogados defensores -cada quien se defendía- ni fiscales -cada uno podía acusar al interfecto). También se hacía necesario el uso de la retórica para los discursos laudatorios.

Aristóteles fue el primero que puso por escrito -o más bien sus alumnos pusieron por escrito- algunas ideas de la retórica. De aquí vienen muchos nombres que quizá nos suenen como metáfora, sinécdoque y otros que jamás los había oído como entinema, epidíctico, Ethos, anagnolisis, y varias más…

Con la llegada de Alejandro Magno disminuyó el uso de la retórica. Hasta que en Roma se empezó a usar, alcanzando su auge en los últimos años de la república, con Marco Tulio Cicerón (quien ha querido presidir estas palabras con una foto de su escultura). Cicerón, y otros romanos  fueron prácticos y teóricos de la retórica. Hemos heredado mucho de este arte.

Durante muchos siglos se enseñó en todo el mundo el arte de la retórica -junto con la gramática y la dialéctica- (Marciano Capella es quien define en el trivium estas tres artes). En el siglo XX prácticamente se dejó de enseñar este arte, y parece que ya en este siglo ha empezado a cambiar la tendencia, y se está volviendo a dar a conocer, especialmente <<debido al cambio de paradigma en la singladura de los hombres y mujeres que recorren juntos estos nuevos años de este maravilloso siglo XXI, aprovechando todos los instrumentos proporcionados por la inventiva humana que permiten ofrecer para todo el mundo nuevos textos, ya no manuscritos sino audivisuales, que han exigido resurgir de las cenizas -como el ave fénix- al gran arte del gran Cicerón: la retórica>> (quise hacer de contraejemplo de retórica esta frase, solo por molestar; es un estilo sublime -rimbombante- pero al mismo tiempo usando algunas palabras que descubren a la legua que estoy usando la retórica).

Para que sea buena la retórica no ha de notarse.

Para el viernes tenemos que preparar un discurso de 5 minutos (unas 500 palabras) para exponer un tema específico. A mí me tocó ser el alcalde de una ciudad en la que gana el inesperadamente uno de los dos equipos de la ciudad -con el que no voy- y tengo que darles la bienvenida el día del festejo. Ubicaré la situación en Madrid, un día después de la Champions, como si fuera el alcalde de Madrid (actualmente es alcaldesa) que recibe al Atlético de Madrid, siendo que yo soy fan del Real Madrid (realmente lo iba a hacer alrevés, como corresponde, pero el profesor me dijo que la alcaldesa es fan del Real, así que tendré que felicitar al Atlético como si fuera fan del Madrid… a ver que sale). En cuanto dé el discurso lo publicaré aquí a ver qué tal..

Bueno, les dejo. Creo que no usé nada de la retórica para escribir esto: aplicar las leyes de la retórica a lo escrito…

Pues ya saldrá algo más…