Hace unos días empecé una clase más o menos informal, con pocos alumnos y muy amigos entre nosotros.
El tema era algo relacionado con eventos históricos, culturales y legales, por lo que empecé a preguntar algunas cosas que ya habíamos visto en clases anteriores, para ver si las recordaban y así poner el contexto sobre lo que avanzaríamos.
Unos y otros empezaron a contestar. Mal, pero contestaban. Sólo había uno que no contestaba y se le veía azorado esperando que le preguntara.
Debido a que el fallo en las respuestas era tan evidente, no me quedó más remedio que empezar a recordar las respuestas correctas; así, empecé a recitar a toda velocidad lo correcto, porque ya era tema conocido y explicado y por lo tanto olvidado, pero fácil de recordar -según yo-.
La cosa es que mi alumno-amigo con cara de azoro me interrumpe y me dice: «más despacio, que yo tengo memoria de teflón».
Las carcajadas del resto de los alumnos y del profesor fueron liberadoras de la tensión que se había creado por la no-recordación de los temas… así que nos reímos un rato, y recomencé, ahora más despacio, a recordar los temas, teniendo presente que algunos tienen memoria de teflón, en la que no se pega nada.
Hay ocasiones o temas o situaciones en los que todo parece que son extremos. Como un péndulo. Ahora hay que ser conservador y unos años después hay que ser revolucionario; este equipo es malísimo y al día siguiente es el mejor equipo que ha habido en la historia (acaba de pasar con un equipo de futbol, que ganó un partido y era lo máximo; a los tres días perdió otro y ahora es fatal); y varias cosas más así.
Estamos en situaciones de péndulo: o totalmente lleno o totalmente vacío, nada de intermedios.
Pues con la memoria creo que ha pasado así. Antes era todo de memoria y ahora nada es de memoria.
Y me parece que no debe ser ni una cosa ni la otra. Existen términos medios.
Pues en ese contexto de mi amigo de memoria de teflón y el péndulo batiendo por el lado del no uso de la memoria, salió publicado un artículo-entrevista a un pedagogo cuyo titular decía «Decir a los niños que no se aprendan las cosas de memoria es un gran error».
El artículo lo compartí en mi Facebook porque me pareció muy interesante. Más interesante fue la reacción de mis amigos. A la mayoría les gustó. Pero hubo dos reacciones interesantes.
La primera fue de una actual alumna que me puso «no estoy de acuerdo». Como ya la conozco como son sus reacciones, opté por la fórmula más fácil contestándole: «Me sabía la respuesta a esta objeción, pero se me olvidó y no la encontré en Google». Su contrarrespuesta fue una sonora carcajada.
La segunda reacción fue de un poeta y escritor (en ambos casos, de protesta) que ponía que estaba en contra de la memoria por una razón que omito. Lo interesante es que la ortografía no era su fuerte. Pensé ponerle algún comentario al respecto, pero al no conocer adecuadamente a esta persona, preferí omitir esta idea. Pero uno de mis amigos conocidos sí que le escribió «la memoria sirve para la ortografía».
Personalmente he pensado desde hace años que la memoria es necesaria para pensar. El pensar en abstracto es muy difícil, y quizá algunas personas lo puedan hacer. Pero para el común de los mortales, es sobremanera difícil (aquí me refiero en abstracto sin tener nada en la cabeza).
Además, si uno piensa sin base, termina descubriendo el hilo negro. Es necesario saber que ya existe el hilo negro (o el agua azucarada) para partir desde allí. Un investigador investiga donde los demás terminaron, no investiga desde cero. Así que es necesario conocer lo que los demás han investigado y también recordarlo a la hora de trabajar.
Para mi trabajo en una escuela de negocios es necesaria la memoria. ¡ Ay del día en que un profesor empieza a perder la memoria! Tengo un colega que de unos casos en particulares se acuerda perfectamente de hasta los número con pesos y centavos.
Para manejar bien un idioma es necesaria la memoria.
Para manejar una ciencia es necesaria la memoria.
Para manifestar el cariño es necesaria la memoria.
También hace años se me ocurrió una teoría. Que a veces uno debe aprenderse las cosas de memoria aunque no las entienda. Porque luego, en algún momento, las entenderá, y sólo la entenderá si se la ha aprendido de memoria.
Dentro de unos minutos entraré al aula nuevamente, luego de un período de receso. Escribo esto precisamente en este período. Lo interesante es que iré a explicar un concepto financiero que me aprendí de memoria hace unos 20 años (más o menos). Recuerdo todavía la primera vez que lo expliqué. Fui un poco caradura, porque la verdad no lo entendía el concepto, pero sí me lo sabía de memoria. Como a la cuarta o quinta vez que lo expliqué de memoria… LO ENTENDÍ!!!!
Así que para reflexionar sobre algo, es mejor no partir de cero. Sino de lo que los otros han reflexionado. Leía hace poco aquella frase que se atribuye a Newton, y que más o menos dice así: «He llegado donde estoy porque estoy subido sobre gigantes». No descubramos el hilo negro ni inventemos el agua azucarada. Es necesario aprender y memorizar para sacar consecuencias.
Espero que quede claro que no defiendo a ultranza la memoria. Porque es necesario enseñar a pensar a la gente (que es más difícil). Pero sí es necesaria desarrollar la memoria, aprender a memorizar.
Hay formas. En algunas ocasiones he logrado memorizar algunas cosas por la mnemotecnia. Todavía recuerdo los 19 silogismos válidos con aquellas palabras de tres vocales: BARBARA, CELARENT, DARII, FERIO, CESARE, CAMESTRES, FESTINO, BAROCO… 19 silogismos válidos sería imposible aprendérselos de otra manera.
Otro alumnos me han oido aquello de «cacureaplosisipo» o «nicoecacoconicolalalala…»; otros han oído del famosísimo «RECOCORIFLE» o del REFUDI. Con Josué, un compañero de la Maestría nos pasamos una tarde hasta que nos aprendismo el CREDEDIES REINEPOSIINE que lo usamos para sacarnos un 10 en un examen corto de economía.
O bien, aprenderse definiciones, que son necesarias para entender y explicar cosas.
La madre de la memoria es la repetición. Si te querés aprender algo de memoria, lo único que queda es repetir una y otra vez. Y la verdad, ayuda.
No despreciemos la memoria. No es lo único, pero sí es base.
Nos vemos pronto.
PS1. Aunque me regañarán mis asesores por poner unos Post Scriptum, me gustaría comentar que tengo desde hace unas semanas un post que no he logrado darle su final. Son algunas ideas de política, más de tipo histórico, pero con algunas opiniones personales. A ver si me logro animar.
PS2. Hoy terminé de leer el tercer tomo de la trilogía sobre el Emperador Trajano de Santiago Posteguillo y espero en estos días escribir algo sobre el gran Trajano.
PS3. Espero que con este post llegue este blog a los 75,000 visitas. Mil gracias.
PS4. El artículo está en http://www.abc.es/familia/educacion/abci-decir-ninos-no-aprendan-cosas-memoria-gran-error-201604041608_noticia.html