Los calores de la Aurora

Tengo un amigo que todos creemos que tiene mal ajustado su termostato interior. En estas épocas de calor en el país de la eterna primavera –Guatemala- sigue llevando un par de sweaters sobre sí, además de su vestimenta habitual. La mayoría de los demás, que tenemos quizá el termostato interior al lado contrario, estamos tratando de encontrar al menos una corriente de aire, tan refrescante como la que tiene naturalmente la capital de Guatemala. La predominancia de los vientos norte durante una buena parte del año nos refresca maravillosamente y nos trae un poco de humedad del Caribe. En estas épocas en las que el clima cambia tanto, el viento predominante es el sur, que nos trae humedad del Océano Pacífico y aumenta con la evaporación que proviene del agonizante lago de Amatitlán. La bruma cubre la ciudad, muchas veces amanece con neblina, y en fin, el calor sube hasta los 28, 29 o casi los 30 grados centígrados. Gracias a Dios, estos efectos empiezan a ser mitigados con las esperadas lluvias de mayo.
No sé si alguna vez has estado en un baño de vapor. Llega uno allí con una bebida que nos refresque y sustituya los minerales que empezaremos a sacar a través del sudor de los poros. A menos que tengás un baño de vapor en tu casa, ir a tomar uno de estos baños te costará dinero, pues tendrás que pagar para sudar la gota gorda. Aunque actualmente hay un método gratis para muchas personas; para otros, viene incluido en la compra de los boletos de avión. Podés tomar un baño de vapor por la compra de un boleto partiendo del aeropuerto la Aurora de Guatemala. Es gratis para los empleados y viene incluido –también sin costo- para los pasajeros y para los turistas que nos vienen a dejar divisas.
Los empleados la pasan “canutas” para sobrevivir en esta época en la Aurora. Nuestro flamante aeropuerto está diseñado para que no se pueda abrir ninguna ventana, porque tiene previsto aire acondicionado. De hecho, en su momento lo conectaron y después de unos meses de no pagar al proveedor del servicio, éstos optaron por retirar la maquinaria. Los empleados han tratado de resolver el problema a través de los clásicos ventiladores, que te dan una sensación de frescura de todos conocida. Algunas más elegantes usan el abanico; otras menos elegantes, o con menos recursos, usan el abanico de pobre, que es una hoja de papel moviéndola sobre la cara… con el inconveniente que la fuerza para mover la hoja hace que sudés más… hoy mientras pasaba la revisión de seguridad veía a una pobre señorita de seguridad tratar de soplarse lo mejor que podía para pasar sin mucho contratiempo el sauna de la Aurora…
Esto lo estoy escribiendo en un lugar del aeropuerto que sí tiene aire acondicionado. No digo donde, para evitar que los vayan a multar por publicar estas noticias, que dicho sea de paso no han salido en los periódicos de Guate.
Los que la pasan más mal son los chocolates, los vinos y –me contaban- también los puros. Los chocolates se derriten, así que los están vendiendo a mitad de precio; los vinos se están oxidando porque se calientan más de lo debido; y los puros, pues tienen más humedad de la que deberían.
Según me contaba mi informante, los empleados están de muy mal humor; los dueños de las tiendas, no digamos. El ambiente está tan caldeado como lo está el mismo aeropuerto. Eso sí, no se escapa ni una gota de aire húmedo caliente que está dentro: está perfectamente sellado.
Las autoridades han respondido con una falacia ante los reclamos de sus usuarios, clientes, empleados mismos, etc. Su argumento es que en otros lados están peor…
Ojalá se pueda arreglar.