«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz». Así dice el Profeta Isaías en una de las lecturas de una de las misas del magnífico día de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo. Se retoma la idea de la liturgia de ayer, de ese sol que vendrá de lo alto.
Pero el nacimiento de Jesús fue de lo más sencillo. El Evangelio de San Lucas, en su capítulo II lo describe magistralmente, con una sencillez que conmueve. Primero lo ubica en el tiempo -«se promulgó un decreto de César Augusto-, y en el espacio -«se dirigió desde la ciudad de Nazareth… a Belén».
«Porque no hubo lugar para ellos en la posada», tiene que nacer ese «sol de lo alto» en una cueva, en un lugar dónde se guardaban animales, y lo recuestan en un pesebre, es decir, en un comedero de animales, que no es precisamente el mejor lugar que una buena mamá y un buen papá le gustaría para su hijo recién nacido. Pero allí nace el sol de lo alto, en la más sencilla naturalidad, como todos los niños y niñas del mundo, de su Mamá Siempre Virgen -un milagro de milagros-: «tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre».
Pero en medio de esa sencillez y anonimato aparece lo grande, para la gente sencilla. Aquellos pastores que pastoreaban su ganado reciben la visita de un ángel. Primero viene la quitada del susto: «no teman». Y luego viene con lo importante: «Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo». Anoche, a las 12:00 reventando cohetes pensaba que todo eso gira alrededor de esta gran noticia del nacimiento del Redentor. Además, en Guatemala también se tiene la costumbre de quemar cohetes a las 12 del medio día del 25 y a las 6 pm de este mismo día. Como ha sido desde hace siglos, los cohetes siempre significan alegría, manifiestan felicidad, júbilo, gozo, esperanza… y por eso los reventamos, quemamos o como sea que le digamos…
Y la alegría va unida a la paz, «en la tierra paz a los hombres de buena voluntad». La alegría unida a la paz –gaudium cum pace-, y sería muy bueno pedirlas todos los días, para que en medio de las dificultades que todos tenemos, encontremos siempre la alegría de sabernos hijos de Dios y la paz que conlleva esa misma alegría. Así, en medio de cualquier problema -a veces muy serios y complicados- siempre estaremos contentos como estarían María y José al lado del Niño que acaba de nacer.
Feliz Navidad. Felices Pascuas de Navidad.
" … Nolíte timére: ecce enim, evangelízo vobis gáudium magnum, quod erit omni pópulo: quia natus est vobis hódie Salvátor, qui est Christus Dóminus" No temáis … Dios nos da miedo, pero sus mensajeros nos dicen, "no temáis". Nos da miedo porque en el corazón sabemos que ir a él implica dejarnos a nosotros, alejarnos de lo nuestro, de nuestros quereres y planes, de nuestro egoísmo, de nuestros placeres. Pero no hay de otra, para tener la alegría inmensa, el "gaudium magnum", hay que ir hacia Él. Feliz Navidad, Javier … Qué gran alegría que nos haya nacido el Salvador!