(Este post es escrito en conjunto entre Lorenzo Fernández Alonso y Javier Duarte Schlageter)
Una cosa siempre a tener presente, cuando se hace análisis financiero de una empresa, es que los datos de los balances generales y de los estados de resultados sean comparables.
Principalmente conviene revisar que las fechas de ambos estados financieros sean las mismas. Por ejemplo no conviene comparar un estado financiero de junio con otro de diciembre… Bueno, sí se puede comparar, pero hay que tener en cuenta que estamos comparando dos meses distintos.
Podría pasar, que la empresa tenga «estacionalidad» (de la que hablaremos más adelante) y las ventas del mes de junio sean mucho más grandes que las ventas del mes de diciembre… mayor dificultad se presentará cuando comparamos balances generales, porque en junio sólo tendremos la mitad del año transcurrido, y por lo tanto, las utilidades serán menores (ordinariamente) que las de diciembre.
En fin, la idea es que cuando compares estados financieros, tengas presente que es conveniente comparar lo comparable, y no sacar conclusiones inadecuadas sobre las malas comparaciones.
También conviene tener presente, cuando calculas unos índices financieros, que algunos de esos índices hay que anualizarlos para que se puedan comparar.
Así, si tú calculas el ROE (UN/CC), para enero, éste tendrá un valor muy bajo, porque sólo ha transcurrido un mes del año. Si tú calculas el ROE de febrero, será más grande que el de enero, pero aun así tendrá un valor muy pequeño. (Estamos hablando de una situación ordinaria, donde la empresa va ganando un poco de dinero cada mes…)
Entonces lo que debes hacer es «anualizar» todas los datos de los estados de resultados que uses. Por ejemplo, para el cálculo del ROE, donde usas la utilidad neta, si calculas para enero, tendrías que poner las utilidades multiplicadas por 12, suponiendo que estas se comporten de manera lineal a lo largo del año.
En el cálculo del ROE también habría que añadir al capital contable, las utilidades extras que añadimos a la utilidad neta. Es decir, si tienes $10 de utilidad neta de enero, has puesto en el numerador $120, porque estás suponiendo que los 12 meses del año tendrás una utilidad similar. Ahora, en el denominador, tendrías que sumar al capital contable $110 para hacer el cálculo del ROE. (Esperamos habernos explicado con esto).
Otra matización, ya comentada, pero que vale la pena dejar por escrito.
Cuando calculas el ROE, usas en el denominador el Capital Contable. Este capital contable puede ser tomado directamente del balance general a fin de año, y por lo tanto sería el capital contable final (final del año), y entonces divides la utilidad neta sobre este dato de capital contable.
Ese capital contable que aparece en el balance, ya tiene incluidas las utilidades del año en curso, por lo que ordinariamente cuando se calcula el ROE con ese capital contable, nos resulta un ROE más pequeño.
Alguien podría decir, que sería mejor usar como capital contable el capital al inicio del año. En ese caso, ves cuánto era el valor del capital contable a finales del año anterior, y ese usas como capital contable inicial del año en curso.
Algún alumno más aventajado te podría decir que lo mejor sería usar el capital contable promedio. Pues, para calcular el ROE usando el capital contable promedio, tendrías que usar el capital contable final sumárselo al capital contable inicial, y luego dividirlo entre dos. Así de simple.
Cualquiera de los tres que uses es correcto, sabiendo que los tres te dará diferente. Más importante aun es que cuando compares, compara usando el mismo criterio.
Añadamos ahora otro matiz más.
En ocasiones las empresas decretan dividendos. Si los dividendos están decretados en el año actual, en el estado de resultados aparece más o menos así:
Utilidad Neta
(-) Dividendos
= Utilidad retenida en el año
Eso quiere decir que la empresa ya repartió los dividendos del año en curso. Tú tienes que seguir usando la utilidad neta para calcular el ROE y no la Utilidad retenida en el año.
Pero, y aquí está el detalle, al repartir los dividendos, baja el capital contable a final del año. Es decir, el capital contable a final del año debería ser el capital contable al inicio del año más las utilidades netas de ese año. Pero si se reparten dividendos, el capital contable final que aparece en el balance ya tiene restadas esos dividendos.
Entonces, para el cálculo del ROE tienes que sumarle al capital contable los dividendos del año ya repartidos.
Para seguir tratando de explicar esto, te recuerdo que cuando tú divides un número entre otro, mientras más pequeño sea el denominador, más grande es el cociente… Entonces, sí tú ya has repartido dividendos, el capital contable final ha quedado más pequeño (un número menor) que si no hubieras repartido dividendos… entonces, si repartes dividendos y no ajustas eso en el cálculo del ROE, la rentabilidad repartiendo dividendos sería más grande que la rentabilidad sin repartir dividendos.
En cambio, si al capital contable que aparece en el balance le sumas los dividendos repartidos, el ROE sería la misma cantidad cuando repartes o no repartes dividendos.
Esperamos haber podido explicar esto.
(Una pequeña nota para los amantes de los casos un poco más complicados. La situación sería que los dividendos que aparecen repartidos en un año sean los del dividendos provenientes del año anterior; cosa por demás muy común. Cuando se te presente esta situación, tendrías que tomar en cuenta lo siguiente: el capital contable final, en la práctica, sería el que aparece en el balance; el capital contable inicial sería el que aparece en el balance del año anterior; así que resultaría más fácil… Ahora bien, esto podría complicarse hasta el infinito y más allá, y no pretendemos que así suceda…)
La última matización, o concepto que nos gustaría comentar en este post, es sobre el ciclo de conversión del efectivo.
El ciclo de conversión del efectivo es cuánto tiempo se tarde un peso en efectivo, en convertirse otra vez en un peso (o en más que un peso).
Esto depende de cuánto tiempo lo tienes invertido en las cuentas por cobrar, de cuanto tiempo lo tienes invertido en los inventarios, a lo que habría que restarle cuánto tiempo te han dado tus proveedores ese peso.
Para calcular el ciclo de conversión del efectivo lo que tienes que hacer es sumar los días promedio de cuentas por cobrar con los días promedios de inventario; a esto tendrías que restarlo los días promedio de las cuentas por pagar.
El resultado de esta suma y esta resta sería el tiempo que tarda tu empresa en convertir un peso en efectivo en otro peso en efectivo.
Seguiremos.