Tengo ya algunos días que no he escrito nada. Hemos estado estudiando con mis compañeros de Maestría y no han salido temas que me hayan inspirado para escribir. Por otro lado, el Mundial ha requerido algunas atenciones extraordinarias de tiempo; además, de Futbol no me gusta escribir, porque ya casi está todo escrito.
En fin.
Pero esta semana iniciamos la penúltima semana intensiva (nos faltan dos medias semanas) de la Maestría que estoy cursando. El nombre del curso es muy desconcertante, como casi todos los nombres de los cursos que hemos estudiado aquí. El tema del curso es «Comprensión Política del Derecho» y lo está dando Alfredo Cruz Prados, filósofo de la Universidad de Navarra.
Anteriormente algunos profesores nos había advertido cosas de Alfredo: específicamente que era muy desconcertante. Como sucede siempre, uno no le pone atención a este tipo de advertencias, porque quien las dice también te está dando un curso, así que estás más preocupado en librarte del profesor de turno que esperar a ver cuando llega aquel profesor desconcertante.
Pero se quedaron muy cortos en lo de desconcertantes.
A mí se me ha ocurrido la imagen de una «Carga de Profundidad». Nos ha sacudido en nuestros cimientos. Nos ha cimbrado nuestras estructuras mentales (referidas específicamente a los temas asociados a la materia).
No sé cómo funcionan exactamente las cargas de profundidad, pero por las películas sé que tienen un sensor de presión y las lanzan al agua… se hunden, y al llegar a la presión correspondiente, explotan. Las usaban para atacar a los submarinos en las guerras (me imagino que principalmente en la II Guerra Mundial).
Pues de manera similar me he sentido en estos días. Cada día nos suelta unas cargas de profundidad que nos desconciertan, nos hacen pensar, nos quiebran esquemas, nos mueven el tapete.
La «!contentura¡» intelectual que tengo yo (y creo que también mis compañeros) crece momento a momento.
Me parece que fue Kant que dijo una famosa frase que dice algo así: «Hume me despertó de mi sueño dogmático». Haciendo una glosa al «inmanentista» Kant, podría decir que esta Maestría en Gobierno y Cultura de las Organizaciones «me ha despertado de mi sueño ilustrado». La verdad estoy muy agradecido a mis profesores y a mis compañeros por estos meses que llevamos, y los que nos faltan, porque hemos estudiado temas que prácticamente ninguno había estudiado antes.
Quizá lo único que lamento de nuestros profesores es que no han puesto por escrito mucho de lo que nos han enseñado. Creo que sería muy bueno que pudieran publicar más libros (aunque sí tienen muchos artículos publicados y tesis doctorales dirigidas, pero no son muy divulgadores)…
Pero ahora con nuestro profesor de «Cargas de Profundidad» sí que tenemos un libro publicado. Creo que es un libro con poco futuro de mercadeo, porque el título dista mucho de haber sido pensado por un mercadólogo: «Ethos y Polis» «Bases para una reconstrucción de la filosofía política».
Aproveché para comprarlo y pedirle su autógrafo. Lo adjunto.
Nos vemos pronto.