Ajalines y hormigas voladoras

Hace un par de años, tuvimos oportunidad de presentar los tres libros de finanzas que hemos escrito con mi compadre Lorenzo Fernández Alonso. Por diversas razones (tiene nombre y apellido) no pudimos -ni hemos podido- presentarlos en ninguna ciudad de México, pero sí pudimos presentarlos en Guatemala y en San Salvador (la capital de El Salvador). Aprovechamos la semana de Pascua para hacer ambas presentaciones. Así que llegaron a Guatemala Lorenzo con su esposa Mina y dos de sus hijos: Lorenzo Jr y la pequeña Begoña. 

En Guatemala la presentación salió muy bien con el apoyo de la Unis Business School, y en especial de Henry Oliveros, quien tuvo a bien comentar para el público, brevemente los tres libros. Al día siguiente -viernes- salimos por tierra hacia San Salvador. La presentación en San Salvador fue todavía mejor que en Guatemala -sin menoscabar ésta-. Llegaron muchas personas, y nos pasamos un buen rato firmando libros después de la presentación mientras comíamos boquitas (botanas)… A media tarde tomamos el carro, lo llenamos de comida -literalmente- que mi hermana -la Mary Schatzi- nos había comprado y nos dirigimos a Miramar, una playa que está a 97 kilómetros de San Salvador, muy cerca -a 25 kms- de la frontera con Guatemala. Allí, mi familia tiene desde hace algunos años, un terreno donde  están las habitaciones y los lugares comunes como la piscina (alberca) y otras cosas. Llegamos ya al filo de la caída del sol, así que luego de reconocer un poco la playa, nos metimos a la piscina.

Mina no había querido meterse en la piscina, así que sólo estábamos los otros cuatro, picando algo e hidratándonos sanamente. Mina, quien estaba al lado de la piscina, constantemente estaba manoteando porque se veía que había muchos zancudos o mosquitos (o moscos). Le sugerí que se fuera a sentar al rancho donde con los ventiladores seguro no molestarían esos mosquitos. Pero al ver hacia allí me di cuenta que también se veía lleno de esos insectos, y además, habían muchos apoyados en unas sillas. Fue una sorpresa bastante grande, ya que eso significaba una especie de plaga absolutamente fuera de lo normal. Así que salí de piscina y me dirigí hacia allí… y mi sorpresa fue todavía más grande, porque no eran zancudos, sino que eran «hormigas con alas», hormigas voladoras.

Esa noche fue «divertida». Nunca había visto una plaga de hormigas voladoras, que además, no se iban con repelente, ni con ventilador, ni con nada. Tuvimos que medio cenar con un ventilador tratando de liberarnos de esos insoportables insectos. Pregunté a alguno de mis hermanos si sabían qué era lo que provocaba esa aparición inédita, y todos me dijeron que dejara de inventarme cosas, que eso de hormigas voladoras no existían… la única ventaja que tenían estas hormigas voladoras era que no picaban.

Al día siguiente había miles de estos insectos tirados en el suelo, y otros miles mas en el cielo falso de los diversos lugares de la casa. Esa mañana llegaron algunos de mis hermanos y empezaron a creernos acerca de las hormigas voladoras. Un sobrino -Mario- se pasó con un insecticida acabando con esa plaga para no tener los mismos problemas la segunda noche: tuvo éxito, y la noche fue sin problemas de esta índole…

Dos años después, el jueves pasado, me tocó la salida anual de las hormigas voladoras en el mismo lugar… cosas de la vida. Aunque ahora ya tenía algunos datos más acerca de las famosas hormigas voladoras. De entrada salen al día siguiente de la primera lluvia fuerte en esta época del año… casi marcando el inicio de la estación lluviosa -el invierno de estas tierras- hacen su aparición. Pues además, resulta que no son técnicamente «hormigas» sino zánganos de hormigas. Y la plaga dura dos o tres días, a menos que un sobrino las pase envenenando con un buen insecticida.

Pero este año además de las hormigas voladoras empezamos a ver que había movimientos de personas en la playa, fuera de lo ordinario, al caer el día. Pues resulta que también salen ese mismo día unos cangrejos que tienen el nombre de Ajalines, y que muestro en la foto al inicio de este post. Así que en este 2014 además de los zánganos voladores tuvimos la visita de varios Ajalines, que tomaron la piscina como lugar para hidratarse.

Así pronto fue fácil recordar las experiencias de hace dos años, y tuvimos menos problemas para sobrellevar la plaga anual de estos insectos.

Tuve oportunidad de pensar un poco en la maravilla de la creación. Los movimientos de la tierra alrededor del sol fuera de eclíptica que provocan las estaciones del año y llevar el agua caída del cielo para dar vida a lo que estaba dormido y ver surgir el verdor en los árboles, arbustos y los zacates (césped)… y ver cómo el mar va modelando, según la época del año, la playa, quitando y poniendo escalones de arena en la misma; acercándose y alejándose con precisión astronómica en un sube y baja de la marea, y reventando la olas en la costa. En fin, fueron momentos interesantes para pensar y recordar conocimientos científicos que explican algunas de las cosas que uno puede observar. 

Pongo, por último, una foto recuerdo de hace dos años, cuando estábamos a pocos minutos que empezara nuestro descubrimiento de las hormigas voladoras en 2012.



P.S. Puse a propósito la aclaración entre San Salvador y El Salvador -Ciudad Capital y País, respectivamente-, porque hay muchas personas que no tienen clara esta distinción.