Apareciste justamente cuando ya estaba listo para quererte.
Que suerte cómo te fui a encontrar.
Creo que pocas veces puede uno decir esta frase tomada de una bella canción.
Y para mí tiene un nombre: Claudia.
Mi bella niña, mi hermanita, a la única que vi nacer, pues es la pequeña de la maravillosa familia que formaron la dulce Niña Margoth y el gran Don Rolando.
Y aunque no siempre lo ando diciendo, es un buen momento para decirte que te quiero; de decirte que te quiero, sigue diciendo la canción.
¡Qué maravilla haberte visto el día que naciste y chinearte!
Apareciste justamente cuando ya estaba listo para quererte. Qué suerte fue encontrarte,.
Haciendo memoria
Creo que el día que nací metí desorden y problemas en mi casa.
Hasta ese momento todo había sido ordenado con relación a los hijos: tres varones y tres niñas que habían nacido además en ese orden.
De repente, en 1965 apareció un niño rompiendo ese orden previo.
El siete es un número bello.
Que tiene sensaciones e interpretaciones maravillosas como que es un número afortunado, relacionado con la perfección, con la naturaleza e incluso con la deidad.
Hubieron mis papás de modificar la distribución de habitaciones para mandar a todos los varones a unas nuevas habitaciones en el segundo piso, dejando a las tres bellas Duarte’s en la planta baja junto a ellos.
(Por cierto, he puesto adrede el «hubieron» en una expresión en la que puede utilizarse adecuadamente.)
Pasaron los años y seguía siendo el benjamín de la familia.
Parece ser que era el consentido de todos.
Especialmente de mis cuatro mamás, pues mis tres hermanas fungían también como mamás.
Las historias de Javier Boy que mi mamá inventaba para dormirme (y quizá también calmarme), me hacía sentirme el centro del mundo mundial.
Quizá a todos los consentidos se nos presenta la idea de que podemos llegar a ser el centro del universo… Más bien, pensamos que somos el centro del universo.
Y así actuamos.
Una frase dice: Se subió a un ladrillo y se mareó.
Porque ese engrandecimiento de niño consentido era como subirse a ese ladrillo.
Y empezaba a girar el mundo a tu alrededor.
La «infausta» noticia
Un día, mi hermana Silvia me dijo, frente a todos que Santa Claus no existía.
Fue un golpe duro de asimilar.
(Ya lo asimilé, por cierto.)
Y algún tiempo después, me di cuenta que mi mamá había estado yendo al médico.
Así que pregunté si estaba enferma de algo.
Y, nuevamente, mi hermana Silvia, con la sinceridad que le caracteriza, me soltó: está esperando a un nuevo hermanito.
El golpe de la frase fue más duro que el de Santa Claus.
Una experiencia absolutamente nueva.
Impensable, pues efectivamente, jamás se me había pasado por la cabeza tener un hermanito.
Y menos las consecuencias que iba a tener eso: dejaría de ser el pequeño, dejaría de ser el consentido… moriría Javier Boy.
Efectivamente, el 21 de mayo, de hoy hace 50 años, nació para este mundo mi niña bonita Claudita…
Claudia Cristina habían sido los nombres que mis tres hermanas habían decidido para ella.
Recuerdo que claramente los 4 varones no fuimos convocados para definir el nombre…
Y creo que mis papás tampoco hubieron de meter baza en esa decisión.
(Perdón, pero se me salió un nuevo «hubieron»)
Dicho sea de paso, «era necesario» que Don Rolando y la Niña Margoth tuvieran 8 hijos, porque ese número siempre ha sido maravilloso dentro de la familia.
Resultados
Pero la experiencia, ya vivida, no fue tan traumática como cuando la vislumbré el día de la sinceridad de la Silvia.
Al contrario.
No fue un evento infausto, sino felicísimo.
Ver a esa niñita pequeña, llorar, dormir, ser cuidada por 4 mamás y 5 papás, además por las personas que participaban en eso, fue maravilloso.
Ver a la enfermera Zoila cómo la atendía, me encantaba, conmovía, removía.
O quizá era porque me encantaban los cubitos de azúcar que tenían para uso de la cipotía (niña en salvadoreño) Claudia.
Yaya recibiría de apelativo familiar.
Todavía recuerdo cuando un par de años después descubrimos una bella y entrañable canción de Gilbert O’Sullivan, titulada Clair.
Esa canción que oíamos con frecuencia le encantaba a mi hermanita Claudia, especialmente cuando al final de la canción, Clair, se reía.
Lamentablemente me perdí una buena cantidad de años de la vida de mi niña querida Claudia cuando me trasladé a vivir a Guatemala cuando ella tenía casi 10 años.
Nos vimos relativamente poco y hablamos poco durante los años en los que las comunicaciones eran malas, lentas y caras.
Pero desde hace muchos años la he vuelto a descubrir.
Como ponía arriba la también bella canción de Río Roma, Apareciste justamente cuando ya estaba listo para quererte.
Junto a mi cuñado René han formado una bella familia con la Titi (la licenciada Titi) y Renecito (como de 1.90 mts y de 23 años pero sigue siendo Renecito).
Creo que a la Claudia le gustará que mencione también a la Kimba, su pastor alemán que les ha acompañado muchos años. (Que por cierto a mi me tiene ojeriza)
Post I
Había pensado publicar un post después de la celebración, que se tendrá que hacer el sábado 27 por razones técnicas.
Pero luego pensé que podría tener doble homenaje, porque siempre me reclama que la menciono poco en estos post.
Incluso llegó a decirme que «kemoción leer un post para mí, después de 15 años de espera». Hube de reclamarle que el blog sólo tiene 10 años.
Pero como dice la canción, Y aunque no siempre lo ando diciendo, es un buen momento para decirte que te quiero; de decirte que te quiero.
En mi relación con la Yaya se aplica aquel dicho nada hay que ayude a amar que el sentirse amado .
Su practicidad nunca ha evitado los detalles de cariño, que traslucen en pensar en los demás, de manera especial entre sus amigas y entre su familia.
Recuerdo el cumpleaños 50 de mi papa, don Rolando.
En esta foto, don Rolando está cargando a la Yaya de un año y tres meses.
Esa niñita ahora esta cumpliendo la edad que también celebra la foto.
Muchas felicidades Claudita.
Abajo pongo muchas más fotos para entretenimiento…
Muy buena Javiersiño!!! Bien pintado tu origen!!! Un abrazo muy fuerte!!!
Muy bueno! Felicitaciones a Claudia
Un mensaje con mucho amor a la hermana de uno. Lo hace sacar unas lagrimas……. de las buenas 🙂
Gracias por poder leerlo Javier! 🙂
Lindo homenaje!! Felicidades a Claudita, y fuerte abrazo a los hOCHO!