Se me ocurrieron varias formas de empezar este post, y al final decidí que lo importante era mencionar que todos hemos de tener sensibilidad a los problemas de los demás.
Estoy leyendo un libro que me ha abierto mucho los ojos sobre los problemas de los demás, de personas cercanas, de familiares, de amigos, de alumnos…
Dandole vueltas a esto, saqué una conclusión “sesuda” (quien ha visto a los Les Luthiers entenderá la referencia): todos necesitamos ayuda.
Dije sesuda, porque ya lo han dicho miles de sabios de una o de otra forma que el ser humano, la persona, es un ser social.
Nadie puede vivir aislado de los demás: nos necesitamos.
Va, podrían encontrarse ejemplos como Robinson Crusoe, pero eso solo se da en novelas.
Si separáramos las necesidades o problemas de los demás, convendría hacerlo por lo menos en dos tipos: problemas de tipo del ánimo y problemas de tipo material.
Estoy claro que podríamos encontrar una división mayor, porque entre los problemas del ánimo se podrían encontrar asuntos como la educación, la formación en la afectividad, la felicidad, lo espiritual (tan denostado y tan necesitado) y un largo etcétera.
Así que para este tema dejo la referencia al libro citado arriba.
Que además, debería ser lectura quasi obligatoria para mamás y papas primerizos o a punto de serlo, ya que aporta muchos elementos geniales.
Bueno, también puede ser para papás no primerizos…
Pero hoy me quería referir a los problemas de los demás relacionados con las necesidades materiales.
Hay un verbo en español que no se usa en el lenguaje corriente.
De hecho, yo no tenía conciencia de haberlo leído o escuchado.
Quizá los ingenieros civiles si lo usan en sus trabajos.
Pues resulta que el verbo que se usa para el proceso de rellenar una hondonada: colmatar.
Y si me permiten una metáfora, en las necesidades materiales (y también las del ánimo) de las personas siempre es necesario colmatar muchas hondonadas.
Hay millones de hondonadas que colmatar.
Y la formar de colmatar por lo tanto varía de lugar en lugar, de situación en situación.
Y así como hay miles de maneras de hacerlo, hay también miles de opiniones al respecto.
Es doloroso ver desnutrición en infantes (a mi me parte el alma esto), maltrato a la ancianidad, falta de alimento, Salud, de necesidades básicas como agua corriente, electricidad, drenajes, higiene, etc.
Y así podríamos hablar de miles de falencias en este nuestro mundo tan sobreabundante en algunos ámbitos como súper deficitario en otros.
Un mundo de contrastes.
Y creo que no podemos quedarnos indiferentes ante los problemas de los demás.
Estoy convencido que regalar cosas habitualmente no es una solución de mediano o largo plazo, aunque a corto puede ser útil, necesaria y casi obligatoria.
Regalar dinero o comida, como hacen algunos gobiernos -obvio que ayuda-, pero se puede perder el largo plazo si no se “exige” algo a cambio.
Tampoco quiero decir que se quiten esas ayudas a las personas tan necesitadas.
Sino más bien, que paguen algo por ella: algo simbólico económico o compensarlo con algún trabajo.
Que les cueste algo. Así se valoran las cosas.
Participo más o menos activamente en diversas instituciones benéficas y he tratado de impulsar, en algunas empresas en las que , también algunos programas de ayuda a los problemas de los demás.
También de hecho, estoy en una empresa con un brazo social impresionante y que hace mucho bien por muchos lugares de Guatemala.
Recientemente me he topado con un emprendimiento -así lo llamaré a falta de otro nombre- que viene a colmatar necesidades.
Ellos le llaman economías compartidas, cambiando una por una colonia a la vez.
Están en Guadalajara y van a las colonias pobres.
Me decían que pobreza extrema se define en función de la ausencia de cinco elementos: vivienda, alimentación, vestido, salud y educación.
Ellos quieren acabar con la pobreza extrema, a través de este emprendimiento con un punto de vista empresarial.
¿Cómo le hacen?
Rastrean las colonias necesitadas -ahora en Guadalajara-. Me parece que me dijeron que tienen cerca de 90 colonias detectadas.
Luego las «censan» de los servicios que tienen. Buscan un buen lugar para poner 4 negocios; pequeños o micro negocios.
Que son tres siempre: carnicería, tortillería y farmacia.
El cuarto es un comodín y depende de las circunstancias: una taquería, cafetería, comercializadora de cosas para el hogar o venta de colchones.
Lo de la venta de colchones es divertida la historia. Un productor de estos productos le debe a uno de los socios de este emprendimiento. Así que les pagan con producto que venden como «pan caliente».
Y se matan varios pájaros de un tiro: pagan la deuda, se invierte en el negocio y se apoya a toda estas personas que no tienen colchones para dormir.
¿Ganan dinero? Poco. Van recuperando poco a poco la inversión. De hecho, han quedado que no repartirán dividendos.
Por cuestiones legales-fiscales no pudieron trabajar con una institución sin fines de lucro, así que tuvieron que usar una empresa lucrativa.
Los empleados de los negocios que montan son personas de la misma colonia.
Según me decía mi amigo, quien me contó este emprendimiento, los deben de «odiar» una cadena de distribución al minoreo que hay en México, muy conocida.
¿Por qué los han de odiar? le pregunté. Y me dijo: «renuncian a esa empresa, porque les pagamos un poco más que lo que les pagan allí. Además, se ahorran el transporte, tanto en tiempo como en dinero. Así que se vienen con nosotros».
Los forman, capacitan y empiezan el pequeño negocio. Mi amigo se encarga de todo: compras, controles, ayuda administrativa, etc.
Me contó también que prácticamente todas estas colonias están pegadas a colonias de personas con mayor poder adquisitivo.
Y descubrió recientemente una veta, que viene con la sensibilidad a los problemas de los demás.
Pues resulta que también en esas colonias tienen necesidad de carne o de tortillas. Y es un mercado natural para estos micronegocios.
Por lo que pueden vender más.
¿Qué logran con todo esto?
Lo primero es la creación de fuentes de trabajo en la misma colonia para personas de la colonia.
Luego, al incluir este tipo de negocios empiezas a ayudar, con precios bajos, a los habitantes de la colonia.
Tienen además, acceso a algunos de los criterios que los hacen salir de la pobreza extrema.
En algunas ocasiones les han ofrecido ayuda específica, a través de regalos de canastas básicas o regalos para Navidad, etc.
Estos ofrecimientos han puesto a mi amigo en buenos problemas, porque tiene que pensar cómo distribuir esto en las 10 ó 12 colonias que llevan atendidas de las que tienen detectadas.
Y luego, no regala esto, sino que lo da como premio a las compras que hacen.
Hay mil anécdotas simpáticas que ojalá mi amigo vaya poniendo por escrito.
Es una gran sensibilidad a los problemas de los demás.
Les deseo éxito y ojalá puedan crecer por todo México, de colonia en colonia… y que luego, vean también a países vecinos -Guatemala por ejemplo-…
O quizá sería bueno que pongamos en Guatemala algún emprendimiento así… y en El Salvador también. Seguro nos darían buenas recomendaciones para hacerlo.
Mil gracias y felicidades.
Que interesante post, en mi paso por una empresa para la que he trabajado es similar la filósofa sin embargo acá estamos hablando de necesidades básicas, como es comer.
Gracias por compartir. Me gustó.
Me gustaría saber quien son y colaborar también.
Qué post más interesante. Gracias por compartir.
Cómo escalarlo es la pregunta
Muy bueno Javier!
Qué orgullo para México contar con empresarios exitosos que piensan el los demás. Muchas felicidades Economías Compartidas, que lleguen lejos en su ayuda a las comunidades más necesitadas!