No había tenido oportunidad de escuchar al Doctor Enrique Rojas, sino sólo a su hija Marian. Recientemente tuve oportunidad de escuchar al Doctor en una conferencia sobre «La Voluntad y el Perfeccionismo». Está claro que los estilos de enseñanza son muy distintos entre padre e hija, y no pretendo compararlos más que en esto, en que son estilos distintos.
Entonces, independientemente de los estilos distintos, ambos dejan cosas interesantes para reflexionar.
Enrique (me atreveré a escribir su nombre de pila directamente si el formal Doctor Rojas) empezó a platicarnos acerca de la personalidad, ¿Quién soy yo? Es el conjunto de pautas de conducta, es una forma de pensar, de ser, de actuar, de reaccionar ante la realidad.
Comentaba que hay tres partes en esa personalidad, la parte genética (llamada muchas veces temperamento), la parte adquirida (llamada como carácter), que proviene principalmente de la familia, de los estudios, etc. Y la parte biográfica, que es la historia personal, la trayectoria. Me animaría a decir que son el resultado de nuestras decisiones.
Luego pasó a hablar de la personalidad madura, y nos mencionaba unos cuantos indicadores al respecto: el conocerse; el autocontrol; una buena relación entre cabeza y corazón; y de manera principal una voluntad sólida, consistente, que es el indicador de madurez más importante.
Conectó con la voluntad, que era uno de los temas que nos comentaría. La voluntad se puede formar, se puede educar. De hecho, decía, muy simpáticamente que la voluntad es como una herramienta que nos lleva a hacer algo bueno, pero que de entrada, cuesta, es difícil. A veces se define la voluntad, o la fuerza de voluntad, como la capacidad de aplazar la recompensa.
Es como tener objetivos concretos y luchar por alcanzarlos. Y para eso, quien tiene una voluntad fuerte, es una persona madura.
La voluntad es la que consigue que tus sueños se hagan realidad. Aquí me gustaría hacer un matiz personal, porque pienso que no necesariamente «querer algo nos lleva a conseguirlo». El deseo de conseguir algo tiene que estar relacionado, claramente, con nuestras capacidades actuales y con la posibilidad de adquirir capacidades a futuro; es decir, importa mucho la persona que decide-actúa a la hora de la posibilidad de alcanzar sus sueños. Y por último comentó que la voluntad es una de las puertas de entrada al castillo de la felicidad.
(Aprovecho para hacer yo una pequeña digresión acerca de mi post anterior Mi Sensei Nahum, donde contaba una anécdota concreta para conseguir la felicidad. La comentarista más constante de mis post, Anabel hizo un comentario al respecto. Y pienso, Anabel, que en ese artículo tampoco esperaba «definir» lo único que te hace feliz. Creo que la felicidad es multifactorial, como sucede con casi todo en la vida. Era esa una faceta de la felicidad, que obviamente no es condición necesaria y suficiente, sino más bien sólo condición necesaria.)
Una persona madura vive instalada en el presente (serenamente sin ansiedad, el carpe diem de los romanos); vive abierta hacia el porvenir. Y ha superado los errores y heridas del pasado.
Aquí añadía otra forma o manera de ser feliz: tener buena salud y mala memoria.
Y precisamente decía cómo la mejor manera de mantenerse a flote es tener un proyecto de vida, que incluye amor, cultura, trabajo, amistad y aficiones. Ponía estas cinco cosas dentro del proyecto de vida. Recalcaba que los más importantes son el amor y el trabajo. Y comentaba también que la felicidad y el proyecto de vida forman un bloque.
Se entretuvo explicando algunas cosas referidas a estos cinco elementos.
Amor: no hay felicidad sin amor. Tengo que conocer mis sentimientos, conocerme a mí mismo. El Amor es «alquimia, magia, arte y secretos». El amor exige preparación.
Trabajo: tener amor por el trabajo bien hecho. «Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas«.
Cultura: son conocimientos, criterios adecuados. Conocer los rudimentos de las cosas fundamentales. La cultura es libertad. Te eleva por encima de los acontecimientos. Una persona con cultura es difícil de manipular. Aquí entra la espiritualidad.
Y citó a Sancho Panza con una frase que no la tenía registrada, pero que me gustó muchísimo: «Amigo que no da y cuchillo que no corta, si se pierden, poco importa«; aunque la fuente de que fuera Cervantes quien pone el boca de Sancho este refrán, no pude conseguirla.
Aficiones: recrearse cuando no estás en tu trabajo.
De la amistad, no habló mucho.
Luego mencionó rápidamente el tema del perfeccionismo, diciendo que éste es un generador de ansiedad.
Concluyó su conferencia retomando el tema de la felicidad, que es una interpretación positiva de mi propia realidad; saber disfrutar el hoy, el presente, la vida; una buena relación con el pasado, tratando de superar lo negativo del mismo; y una relación con el futuro, una ilusión, tener metas y objetivos por cumplir. Estaré contento conmigo mismo cuando mi proyecto de vida va funcionando.
He tratado de resumir la conferencia usando mis apuntes, así que no pretendo citar textualmente al Dr. Rojas. Como habrás podido leer, tampoco hago muchas reflexiones personales.
El Dr. Rojas tiene muchos libros publicados. El último llamado «Todo lo que tienes que saber sobre la vida» nos lo mencionó muchas veces.
Gracias por la mención!! Hay temas por los que me gusta polemizar.
Me encantó este post!! Mucho!! La búsqueda de la felicidad… tan cerca y tan lejos… creo que me toca enfocarme en mi proyecto de vida…
Que importante es el autoconocimiento para entendernos y poder entender a los demás. Yo añadiría a la fórmula viajar y coleccionar experiencias divertidas, únicas!!
Cada párrafo encierra una máxima a tener en post, cercanos a la zona de visualizacion diaria al despertar. ¡Gracias! Y añadiría a ese vivir en el «Carpe Diem», la tolerancia, entendida en la definición mas literal de la RAE 2. f. «Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias»; y la capacidad de perdonar que empieza por esa sensible muestra de amor que es perdonarse a uno mismo ante errores cometidos. Hablaba en la semana con mis alumnos sobre el «arrepentimiento» y creo que trocar arrepentimiento por oportunidad y voluntad de aprender, a partir de mis errores y de los posibles errores de quienes me rodean, es fundamental y lo vinculo con la perspectiva del Doctor Rojas sobre la felicidad y sobre el amor.
Hace unos días escuché otra definición de felicidad: «percepción subjetiva del bienestar», pero quizá me gusta más esta «interpretación positiva de la realidad». Hay una virtud, que acompaña a la voluntad, se llama longanimidad, y se refiere a la capacidad del ser humano de hacer cosas difíciles o grandes a largo plazo. Todos estos temas son muy importantes, sobre todo en esta sociedad de gente moderada que propone que seamos más moderados, y que se está orientando mucho a la «inteligencia emocional», como si los seres humanos solo fuéramos emociones.