Tuve oportunidad de conocer al amigo de un amigo. Llegué a la casa de mi amigo, y allí se encontraba también su amigo. Nos presentamos y siguieron platicando en lo que traían entre ellos.
Me llamó la atención cómo los tenía cautivados a mi amigo, esposa e hijos. Hablando con una sencillez impresionante al tiempo que soltaba sabiduría.
Poco a poco fui conociendo al personaje. Estaba de paso en Monterrey luego de terminar el doctorado en Chicago y un traslado de casa hacia Florida junto con su numerosa familia. Psicólogo de carrera, investigador y observador de profesión. Y nos entretuvo con una plática deliciosa, hablando de un tema y de otro, que lamenté no haber ido anotando. Porque hay que tomar en cuenta que la conversación con esta gran persona era de diálogo, con preguntas y aclaraciones que pedíamos.
Contrasté esto con una cena que tuve también unos días antes, donde otro personaje nos dio cátedra de “todo”. Convirtiendo el clásico diálogo o conversación de una deliciosa cena en un monólogo.
Pero mi nuevo y admirado amigo no era así. Tampoco tenía la ilusión de “colocar” lo que él sabía y nosotros no. Todo lo contrario, platicamos de lo que nos interesaba, sabiendo que él lo había pensado y estudiado. En un momento, tocó temas de índole político y social y le pregunté si el doctorado lo había hecho en sociología, a lo que respondió que no, que era psicología social, una rama de la que nunca había oído hablar. En fin, fueron saliendo muchos temas a cual más interesante. Era simpático cómo nos tenía atentos mientras nos cenábamos unos deliciosos tacos… éramos por lo menos tres cincuentones y varios veinteañeros: y todos estábamos pendientes de sus palabras.
Llevo conmigo siempre unas pequeñas libretitas Moleskine que me sirve para anotar cualquier cosa que se me ocurre y que no puedo resolver inmediatamente. Después de probar muchos métodos y formas, concluí que la Moleskine era lo mejor para mí. Por el formato que tiene da la impresión de que es el pasaporte y en varias ocasiones me han molestado-regañado por llevar el pasaporte en la bolsa de la camisa. Allí hago la aclaración que es una agenda para apuntar pendientes o para anotar cosas interesantes.
Pues mi nuevo amigo comenzó a decir cosas tan interesantes que inmediatamente saqué mi Moleskine y empecé a anotar. Trato de contar aquí algunas cosas que dijo. Me parecieron sumamente interesante porque son visiones que pueden explicar algunas de las diferencias entre las culturas; en ese momento hablábamos (o más bien, hablaba él y nosotros oíamos y preguntábamos) sobre las diferencias entre USA y México.
Comenzó diciendo que lo primero que ha marcado a la humanidad han sido los grandes cultivos, cuando el ser humano empezó a ser agricultor. En oriente se reunieron alrededor del arroz, en Europa alrededor del trigo y en América alrededor del maíz. Y comentaba que muchas de las costumbres sumamente arraigadas en las culturas de esas grandes zonas se deben a esto.
Así decía, por ejemplo, que el arroz exige mucha agua, grandes campos y mucha mano de obra trabajando junta. Por eso los orientales son muy solidarios y no les gusta sobresalir como personas individuales.
El trigo determina el trasfondo de la cultura europea. El trigo, decía, es el más fuerte de los tres cultivos mencionados. Por lo tanto, si se siembra una hectárea de trigo, se recogerá una hectárea de trigo.
En cambio, el maíz es la más endeble de estos tres cultivos y depende de muchos factores: que si llueve o no, hace calor o no, si plagas o no; a veces creando una visión un poco fatalista. Por eso decía que en América somos más “inseguros” de las cosas. Y comentaba que expresiones cristianas de América latina tienen un trasfondo desde estos ámbitos prehistóricos: “si Dios quiere”, “primero Dios”, son expresiones totalmente cristianas, pero con ese fondo de inseguridad antiquísimo.
Total, que las fronteras entre culturas son más de este estilo que de otros. Decía que con USA no sólo nos separa el idioma o las costumbres clásicas; sino principalmente que en USA la influencia de la cultura del trigo es muy fuerte. Y en América es más maíz. Nos decía que los ejecutivos gringos comentan de los mexicanos (está haciendo una generalización, que se puede aplicar también a los latinoamericanos) que son muy buenos para trabajar, que dejan el alma por la empresa y que son “excelentísimos” para resolver los problemas del ya. Pero que nos falta la capacidad de programación, planeación, visión de largo plazo con seguridad… me pareció interesante esta visión.
Estamos claro que esto no explica todo, pero a mí me hizo conocer una nueva perspectiva.
Termino con dos datos anecdóticos, o como dice un amigo, dos datos inútiles pero interesantes. Ambos son mexicanos y uno de ellos específicamente de Monterrey.
México es el país número uno en tiempo dedicado a la fiesta; a poco que se descuiden se arma alguna celebración; USA es el país 95 en estos ámbitos (las fiesta de cumpleaños se fijan con horario: de 5 a 6:30 pm por ejempl). Y el país más “aburrido” es Japón, obteniendo el puesto 150 entre los más fiesteros.
El otro dato inútil pero interesante, era acerca de que los regios se gastan, en promedio 422 horas al año en “carnita asada”. Maravilloso datos, corroborado por aquella frase que una vez oí allí mismo, y comprobé ese día: “en Monterrey, en cuanto el clima se pone bueno, todo mundo saca su asador….”
Dejo para otro artículo lo que me pareció más interesante de lo que aprendí a mi nuevo amigo.
Como siempre vas picando para que uno se enchufe y esté ávido para cuando soltás el plato fuerte. Excelente.
Excelente tio!!! Un placer leer y recordar aquella plática!