A lo largo del tiempo he ido coleccionando frases, textos y palabras, que pueda usar para futuros post de este blog. Una de estas palabras es la que encabeza el título de este post.
De consuno, es una palabra que significa «juntamente». (Para más explicación del título de este post te sugiero que veás el Post Scriptum 1)
Este día, primero de agosto de 2024, he querido publicar este post de consuno entre 100 años y 5,000 sesiones.
Agosto 2024: el día 14, celebraré, junto con mis 4 hermanas, 3 hermanos y la «pléyade» de hijos y nietos de ellos, los 100 del nacimiento de don Rolando, el hombre que Dios quiso que fuera mi papá y a quien le debo tanto.
De consuno, este mes de agosto también es el mes de la celebración de mis 5,000 clases impartidas a lo largo de más de 25 años, entre el IPADE de México (3,169 sesiones) y la UNIS Business School (UBS) en Guatemala (1,831 sesiones).
Dos ideas
Alguna vez he comentado que para escribir algún post necesito conectar dos ideas. Casi siempre me ocurre así.
Y en este caso, me sale muy fácil conectar ideas, por una anécdota que me sucedió unos pocos días antes de fallecer mi papá, y que conecta los 100 años de don Rolan con las 5,000 clases.
“Vos seguí…”
Don Rolan estaba en el hospital, en San Salvador, a punto de que le sustituyeran el marcapasos que usaba por otro que incluía un desfibrilador.
Su situación cardíaca se había complicado mucho por la diabetes que padecía, además de algunas otras enfermedades que derrumbaron a ese gran deportista quien había llegado a los 80 años sin visitar como paciente un hospital.
Así que los médicos habían «amenazado» de que si no le ponían el nuevo aparato se moriría en 15 días.
La situación por lo tanto era crítica, por lo que quise ir a estar con él, aunque fueran unos minutos antes de la operación. Conduje desde Guatemala hasta San Salvador para visitarlo y luego volverme.
Estuve con él unos cinco minutos porque ya casi era la hora de la operación. Había adelgazado mucho y se veía muy gastado por 84 años de vida, de entrega a su familia, de servicio a los demás -«dar de sí antes de pensar en sí»-, y de generosidad con muchas otras personas.
Siempre me ha costado estar con personas enfermas o moribundas, porque se me dificulta la conversación. Con mi papá no fue la excepción, así que hablé con él unos cuantos minutos de algo que no recuerdo.
Al final de esas pocas palabras, le dije: «me voy porque me dijeron que estuviera poco tiempo». Inmediatamente me dijo, “‘perame’, no te vayás todavía«.
La verdad me quedé sorprendido, porque es muy clásico entre los Duartes que las conversaciones -especialmente por teléfono- las cortamos abruptamente con un «nos vemos, adiós». No hay nada de que la despedida sea de igual duración que la conversación previa.
Y don Rolando era el máximo exponente en este tipo de final. Por eso mi sorpresa.
Así que volví toda la atención a él y platicar un ratito más. Estos últimos minutos de conversación fueron los últimos que tuve con él y el último momento que lo vi con vida.
En esa última conversación me dio un consejo que se me quedó grabado en mi corazón, que es aquel lugar donde no se nos olvida nada.
Me dijo: Vos, seguí haciendo lo que te gusta hacer, que es dar clases.
Explicar
Desde chico me ha gustado explicar cosas: lo que sea. Leo algo que me gusta y me atrae, y trato de hacérselo conocer a los demás. Me encanta asimilar algo para, después de masticarlo, hacerlo llegar con facilidad a los demás.
Con el ejemplo de mi hermana Paty, descubrí el álgebra cuando tenía 13 años y allí empezó un enamoramiento con la matemática.
(Dicho sea de paso, la niña Paty junto con su gran amiga Kony eran y siguen siendo muy listas y estudiosas. Se dice que hicieron todos los ejercicios del Álgebra de Baldor).
Cuando me tocó tiempo de escoger una carrera universitaria me decidí por la matemática, pues era lo más lógico. Como un silogismo. «Me gusta la matemática, me encanta enseñar, estudiá matemática para enseñarla». (Veáse el Post Scriptum 2).
Me desenvolví en la docencia de la matemática con plan de dejarla rápidamente, porque descubrí que no había mucho futuro profesional por allí, a pesar de gustarme tanto esta bella ciencia (el enamoramiento había pasado hacía algún tiempo).
Al poco de terminar la licenciatura dejé la seguridad y certeza de la matemática para meterme a los riesgos e incertidumbres de los negocios. Negocios y enseñanza.
Descubrir el mundo de los negocios fue asombroso. De alguna manera lo había vivido a través de mi papá y de mis hermanos mayores.
En ese «nuevo mundo» para mí, encontré mi segundo amor, esta vez con doble vertiente, académico y empresarial: las finanzas. Allí, en 1990, empecé mi desenvolvimiento académico en la UBS: 34 años recién cumpliditos.
De la mano de mi buen y querido amigo, Jorge Luis, fui descubriendo lo bello de las finanzas, al tiempo que trataba de acercar ese conocimiento a la gente, de hacerlo más asequible a mis alumnos.
Poco después tuve oportunidad de estudiar la Maestría en Dirección de Empresas para Ejecutivos con Experiencia en el IPADE, donde de la mano de Carlos, Ángel, Lorenzo, Oscar y José Antonio, terminé por conocer bastante de finanzas y empezar a dar mis primeros pasos como profesor de esta rama del saber en el IPADE.
En 1998 di mi primera clase de finanzas en el IPADE, una clase dentro del propedéutico de matemática financiera, guiado por mi mentor y senzei Oscar, en Torreón, Coahuila: allí me estrené como profesor en esta prestigiosa escuela de negocios de México.
Control de las clases
Desde pequeño me gustaron libros con datos (La tierra y sus recursos), los Récords Mundiales de Guinness, o las estadísticas de los mundiales de fútbol. Y sin llegar a ser un experto o tener la memoria prodigiosa de mi amigo Enrique sobre los temas futbolísticos, siempre que podía aprenderme datos, lo hacía.
Como alguna vez me dijo Carlos-Goyo, que tenía una colección de «datos inútiles pero interesantes», comencé -en 1998- a llevar el control de mis clases que empecé a impartir en el IPADE y luego en la Unis Business School.
5,000 sesiones
Y después de más de 26 años he llegado a las 5,000 clases. Estas clases (o sesiones) son de 80 minutos (casi un partido de fútbol cada uno), la mayoría de ellas con el método del caso, y cada sesión es un «todo» en sí mismo.
Algunas las he dado con 10 alumnos, otras con 300; la mayoría con grupos entre 50 y 70 personas.
Unas han salido maravillosamente bien, casi con rabo y dos orejas, como los toreros, dando vuelta al ruedo.
Otras han salido fatales y a trompicones, con algunos pleitos o humillaciones, que pronto pasan y se superan.
La mayoría han salido «normalitas» diría yo.
He aprendido muchísimo de mis alumnos (participantes) de quienes en muchísimas ocasiones me he sentido indigno de poder enseñarles algo, siendo que ellos tienen mejor y más experiencia de negocios.
El aula me ha abierto las puertas a participar más directamente en empresas a través de consejos de administración.
Amistad
Quizá, lo más valioso de todo ha sido la amistad que he encontrado en el aula o a través de ésta.
Siempre he pensado que el trabajo debe estar rodeado de amistad, de verdadera amistad, no de compañerismo, sino de amistad real.
Primero con los colegas: pienso en la amistad con mis colegas de finanzas, Angel, Carlos y Carlos, Camilo, José Antonio, Alexis, Elías, Marcos, Max; por supuesto Jorge Luis. O mis colegas de Análisis de Decisiones: Jorge, Ricardo, Gabriel, Eduardo, Rafa, Saulo, Ranulfo.
Menciono aquí solo a mis colegas más directos, dejando sin mencionar nominalmente a los demás colegas con quienes la amistad también ha fructificado. Tampoco menciono a aquellos directivos no profesores, que son grandes amigos.
(No había comentado que también empecé a dar clases de Análisis de Decisiones hace ya más de 15 años).
Luego la amistad con los participantes. No quiero mencionar a ninguno aquí, porque luego omitiría a miles. Pero gente buena, lista, trabajadora, entusiasta, animadora y hasta uno que otro que ostenta nobleza…
Mientras escribo esto voy pensando en esas amistades, incluso con aquellas personas con las que no tengo tanto contacto actualmente, pero que han sido amigos. Amigos, que luego cuando los ves después de varios años sin contacto, reanudas la amistad en un tris.
Fraternidad
Hay otros colegas a los que no puedo considerar solamente como amigos, porque, por una u otra forma la amistad es más fraternidad. Alex y Henry han sido compañeros, amigos, compadres y quasi hermanos desde hace casi 35 años en Guatemala.
Oscar, con su patrocinio ocupa el primer lugar en el tiempo de fraternidad en el IPADE. Con Beto y Javier, quien ahora son mis jefes, también me unen relaciones que sobrepasan la amistad. Federico ha sido un bi-compañero, colega, amigo, coautor, y mil cosas más; siempre le pido a Nuestra Señora de Guadalupe por su salud.
Con Lorenzo y su familia (Mina en primer lugar) nos han unido tantas actividades profesionales y familiares, que tengo mi casa en Monterrey con ellos, y ellos han sido también adoptados por mi familia como Duartes honorarios (muy meritoriamente).
De estos amigos y hermanos se podría decir aquellas famosas palabras que el Nacianceno decía de su amigo Basilio: Nuestra competición no consistía en ver quién era el primero, sino en quién permitía al otro serlo.
9 de junio de 2009
Precisamente estaba en el IPADE Monterrey el 9 de junio de 2009 cuando recibí la llamada de mi hermana Paty para decirme que mi papá había fallecido. La víspera por la noche me había dicho que estaba por irse. Por la mañana recibí más noticias de su decaída en su salud. Hasta que llegó la llamada fatídica. A mi lado estaba Lorenzo quien no me dejó ni un momento.
Se ofreció dar las dos sesiones que yo tenía que dar; le dije que quería obedecer a lo que mi papá me había dicho una semana antes: Vos, seguí haciendo lo que te gusta hacer, que es dar clases.
Así que dirigí la valuación y negociación del caso Richardson Vicks a los participantes del Medex y luego di una clase a los Mede. Fue una sensación inefable seguir el último consejo de mi papá. (Veáse el Post Scriptum 3 sobre lo que pasó después aquí).
5,000 gracias
Y he seguido su consejo. He seguido dando clases… una tras otra, con mucha ilusión, poniendo todos los dones que he recibido -porque así es, los he recibido-.
Hacía las cuentas de que cuando falleció Don Rolando había dado 1,679 clases… así que desde hace 15 años he impartido 3,321, que casi es el doble de las que había dado antes de su fallecimiento.
Estuve revisando los post que escribí cuando he ido cumpliendo un número diverso de clases, ya sea en el IPADE, en la UBS o combinadas: 2000 , 2000 segunda parte , 1000 UBS , 3000.
En todos esos posts, de alguna u otra manera termina siendo una acción de gracias por la vocación que he recibido, por la alegría de hacer lo que me gusta (y de paso, me pagan), por la felicidad de conseguir amigos, por la facilidad con la que podés encontrar temas nuevos de conocimiento y aprender, por el gusto de tantas cosas alegres. Gracias.
Hace un tiempo me di cuenta de que en mis oraciones diarias no tenía una oración específica para darle gracias a Dios. Así que empecé a construir una, que la diseñé para mí. Así que hasta ahora solo yo la conocía. No es una maravilla de oración, pero me gustaría compartírtela en esta ocasión, y que me ayudés a darle gracias a Dios a quien le debo -le debemos- todo.
Señor, ¡gracias! Por la vida, por la fe, por la vocación. Gracias por mis papás, hermanos, sobrinos, tíos, primos, familia y amigos. Gracias por la gente que has puesto a mi alrededor para ayudarme. Gracias por mi familia adoptiva. Gracias por mis empleos. Gracias por las alegrías vividas y por las dificultades. Gracias por la posibilidad de rectificar el rumbo. Gracias por tu gracia.
Hasta la próxima.
PS1.
En el título de este post quise incluir los dos temas sobre lo que celebraré y sobre los que escribiré. Pero la expresión “de consuno” no me terminaba de cuadrar. De hecho, la palabra me gusta y quería usarla -de hecho, la usé-, aunque algunos podrían pensar que era “de consumo”, con “m” y era un error.
Así que acudí a mi editora para preguntarle cómo le sonaba. Y no me llegó a dar una respuesta contundente.
Como el título original era “De consuno 100 y 5,000”, le pregunté al ChatGPT qué le parecía. Su respuesta fue: <<No, la expresión «De consuno 100 y 5000» no es correcta en español. La palabra «consuno» significa «de común acuerdo» o «juntos». Sin embargo, no se utiliza correctamente en la frase proporcionada>>
Le volví a preguntar por el título que terminé de colocar aquí, y me dijo: <<La expresión «De consuno 100 años y 5,000 sesiones» sigue siendo confusa y gramaticalmente incorrecta en español. La palabra «consuno» se refiere a algo hecho en conjunto o de común acuerdo, pero su uso en esta frase no es claro ni apropiado>>
Como ves, no le hice caso.
PS2.
Uno de mis “traumas” se da cuando las personas dicen “matemáticas”. Aunque la RAE dice que se utiliza en plural con el mismo significado que en singular, a mí no me gusta que hablen de las matemáticas, sino de la matemática, pues es una ciencia, no son varias ciencias. Como tampoco, en estas tierras, se dice: físicas, economías, biologías, químicas, astronomías, aeronáuticas, ingenierías civiles, etc…
PS3.
Para no desviar tanto el post, quise poner lo que continuaba de esa narración por aparte, para centrar el post en los 100 años de Don Rolan y mis 5,000 sesiones.
Viajé de Monterrey a Ciudad de México, donde comí -Javier era uno de los que me acompañaban-. Por la noche viaje a Guatemala donde me esperaba él padre Francis y Mario, a quienes agradezco este detalle de esperarme en el aeropuerto cerca de media noche.
Por la mañana, acompañado de a Henry y Raúl viaje a San Salvador a velar un rato a don Rolando, acompañar sus retos a la misa de cuerpo presente. Antes de enterrarlo pude darle un beso en su frente. Un beso de despedida.
(Aunque a mi papá le decía “papá”, aquí he querido referirme a él como don Rolan o don Rolando, para no estar diciendo “mi papá”).
Algunas fotos escogidas
Quise poner foto de portada una con mis papás -Don Rolan y la Niña Margoth- porque tengo pocas fotos con mis papás (no había fotos digitales). No es de gran calidad la digitalización de la foto original, pero sí con mucho cariño.
Aquí dejo una galería de fotos (descubrí, por error, cómo hacer una galería y me aproveché de ello).
Excente post Javier, me quedo con la oracion!
Muchas felicidades Javier. Excelente post. Gracias por compartir.
Felicidades!
Felicidades Javier! por hacer lo que te gusta, soy testigo de cómo disfrutas cada sesión que das, hasta yo las disfruto.
Definitivamente tiene el don de la enseñanza Javier. Agradezco que haya seguido el sabio consejo de su papá. Felicidades por alcanzar las 5000 clases! Espero que siga transmitiendo sus conocimientos con la misma dedicación que ha demostrado hasta ahora. ¡Saludos!