Eso piénselo…

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Otra vez tengo que referirme a Don Carlos. En una ocasión le oí decirle a uno de sus subordinados: «Eso, piénselo….» Pero luego se corrigió y le acotó «No. Mejor hágalo y no lo piense».

Como sucede con muchos de los consejos o mandatos de Don Carlos, éstos incluyen una gran sabiduría empresarial,  un sentido común práctico de primera y una sencillez que desarma. Quizá por esto, también le sacan a casi todos una gran sonrisa, incluso cuando ese consejo o mandato lleva un regaño implícito (o explícito).

Siendo Don Carlos un hombre volcado a la acción, es lógico que lo que plantee tenga que ser algo práctico, no teórico. Así que pedirle  alguien «piénselo», implicaría la posibilidad de que no se lleve a la práctica. Así que viene la corrección… no lo piense, mejor hágalo.

A una persona acostumbrada a hacer cosas todos los días, la teoría proviene de la praxis, del pragmatismo, de lo empírico.

Lo práctico, la acción, es lo que mueve las empresas y los distintos sectores económicos. 

Obvio la teoría es necesaria para mejorar éstos ámbitos y para estudiarlos a fondo y proponer soluciones creativas. Se da una simbiosis que ayuda tanto a unos como a otros.

Actualmente no se puede pensar en una empresa que sea dirigida por personas que únicamente tienen experiencia (trabajando árduamente), ya que se necesita siempre una preparación académica fuerte (o algo que lo sustituya convenientemente).

Pero el trabajo es necesario siempre. El trabajo fuerte, intenso.


Mi amigo Pedro me lo comentaba una vez. 

Hace algunos lustros, fallecieron en muy poco tiempo las dos personas que le iban a sostener sus estudios universitarios. Al doble golpe emocional le tocó también un fuerte golpe económico. 

Así que el buen Pedro tuvo que empezar a trabajar, de la noche a la mañana; además, sin tener ninguna preparación más que ser bachiller.

«Me rompí el lomo como no tienes idea» me comentó en una agradable pero dura conversación. «Fui muy persistente».

Logró sacar adelante a su familia y a sí mismo, finalizando sus estudios universitarios. Y años después complementando su preparación con una buena Maestría.


A nivel empresarial, la práctica debe ser lo que rija la vida. Cuando la práctica se traduce en requisitos, formularios y seguridades, la práctica se traduce en burocracia.

Pero una persona que se rompe el lomo y que es persistente, generará riqueza.

La persistencia o constancia son necesarias para conseguir las cosas valiosas. Nada se consigue si no hay persistencia. 

Y ahora el mundo lo tenemos lleno de inmediatez. Tenemos la tentación de la inmediatez versus las dificultades que siempre se encuentra cuando uno busca lo mediato. Pienso, por ejemplo en las dificultades que se deben vencer: empezando por la pereza y dejadez personal.

En «teoría» la persistencia es fácil. 

En la práctica hemos constatado que no es nada fácil. 

Me gusta recordar una frase que parece trabalenguas, «no es lo mismo verla venir que venirla viendo». 

Cuando la dificultad y el cansancio están presentes es difícil ser persistente. Pero sin la persistencia, sin la constancia no se logra nada.


La verdad del asunto es que siempre sabemos lo que hay que hacer….lo difícil es hacerlo.