Hace poco aprendí una palabra, por lo demás muy sonora: oxímoron.
Se define como la “Combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido, como en silencio atronador”.
Como sucede con frecuencia, cada vez que uno oye algo o aprende algo, al rato lo está viendo, oyendo o explicando.
Y recientemente, en la narración de un partido de fútbol, uno de los narradores comentó: “el árbitro se dirigió a fulano de tal para que se calmara”, y su colega inmediatamente dijo “fulano calmado, es un oxímoron”.
Además de “silencio atronador” otros ejemplos de oxímoron son “luminosidad oscura”, “rápido despacio”…
En mi tierra natal hay dos (por lo menos) “oxímorones” populares, que a nadie les llama la atención, pero que desde fuera son de lo más divertidos. Existe un queso “duro blandito” y hay una calle que se llama “sexta-décima”.
(Nota aclarativa: según leí, no existen en español sustantivos sobreesdrújulos por lo que el plural de oxímoron es “los oxímoron” o a veces se acepta “oxímoros”)
A mí me gusta usar un oxímoron (adaptado de autor a quien quiero y admiro mucho) en una clase donde hablo de “la arriesgada seguridad del decisor”.
“Muerto viviente”, “monstruo hermoso”, “alegrías tristes”, “cerveza sin alcohol”, “café descafeinado”, “leche deslactosada”, “calma tensa” y mil más.
Por bromear digo que el compositor y cantante Arjona crea sus canciones-poemas de oxímoros.
Es más, la famosa “planeación estratégica” según algunos es un oxímoron. Incluso la etimología de la palabra oxímoron es un oxímoron.
Quizá hemos usado oxímoros, aunque no había en el español una palabra para definirla hasta hace poco tiempo que se aceptó por la RAE.
Antiguamente se hablaba de contractio in términis, para referirse a lo que ahora llamamos oxímoron.
Según parece los oxímoros tienden a usarse mucho en poemas:
En este instante eterno.
Donde te veo con oscura claridad.
Haciéndome sufrir con enorme gozo.
En el claro oscuro de la fe en mi Dios.
Que nos lleva por el camino de la alegría dolorosa.
Y terminaba lo sencillo complejo.
Pasando a otro nivel de la contradictio in términis u oxímoron, quizá podríamos aplicárnoslo a la vida.
A veces también nosotros nos comportamos al modo oxímoron.
Ser un generoso-egoísta, un humilde vanidoso, un diligente perezoso,…
O también podrías pensar que sería una especie de hipocresía
La hipocresía, podríamos decir, implica actuar de una manera distinta a la que pensamos.
Hay una contradicción en la misma persona.
A todos nos entra la tentación de aparentar algo que no somos.
Aunque quizá pueda ser difícil que lo reconozcamos y que nos digamos hipócritas a nosotros mismos.
Peor sería que alguien más nos diga ese epíteto.
El fingimiento, la hipocresía no hace nada bien a quien se esfuerza en vivir así.
En algún momento de la vida, el hipócrita, el “fingidor” (fingido) es descubierto y su fachada termina derrumbada viéndose quizá la podredumbre acumulada detrás de años de aparentar otra cosa.
Encontrar a una persona coherente (anti-hipócrita) es atractivo.
La coherencia atrae y la hipocresía repele.
Y quizá podría ser interesante pensar que cuando alguna vez actuamos incoherentemente (no digo ser hipócrita), lo podremos resolver pidiendo perdón.