Uno de estos días, una colega de trabajo me preguntó que cada cuánto escribía en el blog. Le respondí “cuando estoy inspirado”. Entonces, “eres artista”; a lo que respondí, claramente, que “no soy artista”. Luego la plática se fue por varios derroteros, todos muy “inspiradores”. Por eso estás leyendo este post, porque me inspiraron.
No sé por qué, pero siempre que escribo un blog tengo por lo menos dos ideas que a mí me parecen interesantes. Esto ya lo había comentado en otra ocasión. Y tuve el reclamo de otra colega de trabajo que me dijo: “escribí sólo de una idea”. Pero casi nunca he podido.
Pues resulta que el día anterior a la plática de la inspiración, almorcé con varios colegas. Uno de ellos, visitante de España. Me recordó mucho a mi buen y querido amigo Joan (de grata memoria), por su figura, su forma de hablar y principalmente, por saberselas de todas, todas.
Entre otras cosas, este colega comentó dos cosas que me parecieron interesantes, al mismo tiempo que divertidas. Así que con la inspiración de esa plática y con las frases divertidas y sabias del colega, me propuse escribir este breve post.
Resulta que hablábamos en ese almuerzo de los celulares y demás artilugios modernos. Y decía que hay diversos niveles en la empresa.
1er nivel es cuando te contratan. Llegas y no te dan nada.
2º nivel que es tu primera promoción o ascenso, que es cuando te dan laptop.
El 3er nivel lo consigues cuando la empresa te paga el celular. Es un gran ascenso.
Y luego, inverosímilmente, vas para atrás.
4to nivel es cuando devuelves la laptop.
Y el 5to nivel es cuando “devuelves” el celular porque te contratan asistente.
Obvio no devuelves el celular, pero ya tienes quién te pueda hacer las cosas.
Y más interesan aun, comentaba este colega, que las personas verdaderamente importantes son aquellas a las que puedes llegar a ver sin cita, y te pueden dedicar todo el tiempo del mundo.
La segunda parte de la conversación del almuerzo consistió en definir los diversos momentos por los que pasa una persona en una empresa.
El nivel más bajo es que tú te dedicas a obedecer. En cuanto entras en una empresa, lo que tienes que hacer es hacerle caso a los que están arriba.
A medida que vas creciendo y consigues ascensos, ahora te dedicas a ordenar, a mandar a algunos otros que andan por allí y son más nuevos que tú (o que no han progresado como tú).
Sigue otro momento en el que principal función es escuchar. Tienes que escuchar a mucha gente que reporta y estar pendiente de esos “pequeños detalles”.
Después de haber superado este momento de escuchar, pasas a la siguiente etapa que consiste en “hacer participar” a los demás. Ya no sólo los escuchas, sino que los haces participar.
El penúltimo peldaño del ascenso empresarial -decía este querido colega- se da cuando has logrado delegar. Ahora ya no sólo haces participar a la gente, sino que has delegado en ellos muchas funciones.
La cumbre es la cumbre. Y esta sólo se alcanza cuando la persona ya supera la delegación. Y la cumbre es cuando la persona inspira. Estás tan alto, que inspiras a los demás y estás en la empresa para hacer eso.
Este colega, cuando comentaba esto lo decía con mucha jocosidad. Quedaba claro que “ambos procesos” no son así como los pinta, pero los caricaturizaba muy bien. Tampoco puede decirse que se da tal cual en todas las empresas de esa manera tan tajante. Pero de alguna forma es así.
Quise titular este post con “la inspiración la produce el que más sabe” conociendo que no es exactamente así, porque hay muchísimas personas que nos inspiran para actuar de una forma determinada, para rectificar el rumbo cuando lo hemos perdido, para comenzar a hacer algo, etc.
Quizá el que nos inspira no sabe mucho, pero con lo poco que sabe nos ha dicho algo en el momento oportuno para que fuera un gran motivo de inspiración.
Pienso que una buena labor que todos tenemos es de inspirar a los demás. Cada quien tendrá su manera de inspirar… en primer lugar a los demás integrantes de la familia. A sus colegas, jefes y subordinados de la empresa. A las personas con las que nos vemos con alguna frecuencia. Y un largo etcétera.
Termino con una frase que me mandó esa colega que me sugirió incluir al final: «La gente que te inspira regularmente es la que siente pasión por la vida y ha encontrado su vocación y un interés genuino por ayudar a los demás. Son personas que brillan y que inundan de energía a la gente que está a su alrededor. Esas personas que hacen que las cosas sucedan y te contagian de buena vibra. Todos deberíamos de rodearnos de gente así y aspirar a serlo»
PS. Uno de los colegas que estuvo en el almuerzo mencionado en el caso me recordó otra de las frases que allí salieron. La transcribo tal cual me la mandó él: «aquellas personas que han llegado a la cumbre, las que inspiran y devolvieron la laptop y el celular, son aquellas que tienen sus escritorios sin papeles. Son aquellos que tienen en la cabeza todo lo que necesitan para dirigir y decidir.»
PS. Uno de los colegas que estuvo en el almuerzo mencionado en el caso me recordó otra de las frases que allí salieron. La transcribo tal cual me la mandó él: «aquellas personas que han llegado a la cumbre, las que inspiran y devolvieron la laptop y el celular, son aquellas que tienen sus escritorios sin papeles. Son aquellos que tienen en la cabeza todo lo que necesitan para dirigir y decidir.»
Estupenda reflexión. Agregaria que las personas en la cumbre, aquellas que inspiran y quienes devolvieron la laptop y el celular, tambien se distinguen porque tienen pocos papeles sobre su escritorio. Todo lo que necesitan para dirigir y decidir lo llevan permanentemente en la cabeza.
Yo agregaria que aquellas personas que han llegado a la cumbre, las que inspiran y ya devolvieron la laptop y el celular, son aquellas que tienen sus escritorios sin papeles. Son aquellos que tienen en la cabeza todo lo que necesitan para dirigir y decidir.
Realmente es buena reflexión y consejos muy acertados. Te felicito a vos y a Joan.