En mi post anterior introducía algunas ideas sobre ese enorme y multifactorial concepto de las «nuevas» tecnologías. Esas nuevas tecnologías que han hecho más cierto aquella frase «que el mundo es un pañuelo».
Entre los personajes mundialmente conocidos se encuentra el gran Albert Einstein. He encontrado varias veces una presentación o unas fotos, citando a este gran físico, en la que menciona que la tecnología nos ganará; la foto en cuestión presenta a una familia, alrededor de una mesa, y todos con el teléfono enfrente, chateando o paseando por Internet, y no platicando entre ellos.
No sé si Einstein dijo realmente esa frase. Pero queda muy bien para esos nuevos fenómenos con los que nos topamos actualmente.
En la conferencia que escuché hace unas semanas, se mencionaba algunas de las paradojas que hay ahora:
1. Ahora tenemos más conectividad que conversación.
2. Se busca más el «estar enterado» que el conocer.
3. La amistad se basa en saber qué «mi amigo» está en tal lado y no en conocerlo como verdadero amigo.
4. Se ha fomentado más la revelación de la vida privada que el pudor ante lo que no se ha de revelar innecesariamente a los demás.
Muchas de las nuevas tecnologías no son buenas o malas. Serán buenas o malas en la medida en que las usemos para crecer en virtudes o para perderlas y fomentar los vicios. Las redes sociales, el correo electrónico, los medios de comunicación nuevos, en sí mismos no son buenos o malos, sino que son. Si mientras los uso crezco en virtudes entonces serán buenos.
Y eso es lo que tenemos que lograr en cada uno de nosotros, y en las personas que dependen de nosotros. Que los medios sean para bien, para crecer.
Mi amigo el conferencista daba muchas sugerencias. Ya irán saliendo poco a poco algunas de ellas. Una de ellas traté de ponerla en práctica lo más rápido posible, y versaba sobre la dependencia que nos hemos creado ante estas tecnologías.
A mí me da una «envidia» de la buena las personas que no te contestan mails los fines de semana. Y les preguntás por qué no lo hacen, y te dicen: «dejé el teléfono y no lo miré en todo el fin de semana». Eso es desconectarse.
Esta semana me propuse sólo revisar el Facebook para felicitar de cumpleaños a mis «amigos» que tengo allí. Me costó, y no lo logré completamente. Espero seguir haciéndolo, esforzándome por no «curiosear» por todos lados allí. Salen muchas cosas interesantes.
Como comenté hace un buen rato también aquí, un amigo me dijo una vez «qué cosas inútiles e interesantes conocés vos». Y efectivamente, a todos los que nos gusta conocer cosas inútiles el facebook nos puede captar más fácilmente que a los que no les gusta conocer este tipo de cosas. Pero también nos puede capturar allí el afán de darle «like» a todo lo que se presenta. O nos puede capturar ver qué novedades hay. (Como cuando san Pablo llega a Atenas, donde la gente se reunía para ver qué «novedades nuevas» había aquella mañana; como se ve, la naturaleza humana es la misma, sólo cambian los medios). En fin, las redes sociales o los instrumentos tecnológicos nuevos, han de ser aprovechados para bien; que sean un ámbito para la actuación virtuosa.
Hay un fenómeno que me he topado mientras doy clase, y son los estudiantes «multi-task» aquellos que son capaces de poner total atención a lo que digo en clase mientras chatean o ven su correo o alguna otra cosa en su celular. Estos alumnos multi-task tienen 90% de atención a su chat y 10% de atención a la clase, aunque ellos piensan que son como 100% en cada lado. Esta ha sido mi experiencia. Por lo que he oído de otros investigadores, el multi-task no existe en los seres humanos como con las computadoras. O uno tiene que ser demasiado inteligente; como se contaba de Santo Tomás de Aquino, que podía dictar a 5 amanuenses, a uno detrás de otro, sin perder el hilo de lo que había dictado antes; la inteligencia superdotada del hombre más inteligente que ha existido (según mi opinión) no la tenemos los demás, así que lo del multitask es una ilusión.
La excusa para chatear durante las clases es que «es de trabajo». Creo que es mejor concentrarse en una sola cosa a la vez, así la acabaremos antes, más y mejor.
Seguiremos en otro momento con más ideas.