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Un coloquio inesperado escrito entre amigos y no sólo colegas

Un coloquio inesperado escrito entre amigos y no sólo colegas

 

En momentos de aislamiento y crisis como los que estamos pasando, la amistad es uno de los asideros más grandes.

 

Hace unas semanas recibí una llamada de un amigo. Lo conocí en 1997, recién iniciado mi periplo mexicano; ambos comenzábamos la maestría en Dirección de Empresas para Ejecutivos con Experiencia. Fueron dos años en los que convivimos más o menos. Es la etapa que yo llamo de Compañeros. Luego de esos dos años de convivencia no nos volvimos a ver mucho hasta hace unos siete u ocho años cuando empezó a trabajar en el IPADE. Es interesante que el haber tenido algo en común –ser compañeros en la maestría– ayudó mucho en la segunda etapa, que yo llamo de Colegas. Por “casualidades” de la vida, coincidimos nuevamente como “compañeritos” en otro programa de formación que tomamos juntos (digo compañeritos, porque era un programa relativamente corto). Así que ser compañeros-colegas-compañeritos terminó, como era lógico en la etapa de Amistad. Dije terminó en Amistad, pero quizá debería haber dicho “inició la etapa de la amistad”, porque la amistad inicia y con el trato crece. Es lo que me ha pasado con mi amigo Federico.

 

Pues decía que recibí una llamada de mi amigo Federico hace unas semanas. Y me dice “¿Qué tal vos?” (Siempre me trata de hablar como guatemalteco). “Yo bien, ¿y vos?”. “Bien también. Oye, vos (sic). Tenemos que escribir un libro. He dado un webinar un par de veces en esta semana y ha tenido mucho éxito. Incluso me han llamado para consulta varias personas. Y creo que podríamos escribir un libro sobre eso y necesito tu ayuda”. Lo pensé despacio –como un cuarto de segundo– y le dije: “Contá conmigo. Eso sí, tenemos que subir al barco al jefe”. El jefe es Lorenzo… bueno, ha dejado de ser el jefe. Y empezamos a trabajar en el libro.

 

Hago una digresión para comentar algo de Lorenzo. No podría decir que Lorenzo sea mi amigo. Lo fue. Y lo dejó de ser hace muchos años. Porque cambió de categoría al ser incluido en la familia Duarte Schlageter como un miembro más. Mi hermano mayor Rolando le dijo a Lorenzo –en un acto público– que era parte de la familia. Además, los hijos de Lorenzo –como buenos regios– me llaman tío, así que la fraternidad queda clara.

 

A lo anterior habrá que añadir que soy padrino de Confirmación de Lorenzo jr., así que pues, también soy compadre de su papá y de su mamá… (habrá que aclarar que al final ya no pude ser padrino en sentido sacramental de Lorenzo jr, pero yo le llamo ahijado). Bueno, la cosa es que con Lorenzo y su querida familia me unen estrechos vínculos de una gran amistad, fraternidad y compadrazgo únicos.  (Quizá valga la pena hacer la corrección de que la amistad no es incompatible con la fraternidad; así que realmente no debía haber escrito que fue mi amigo; sino, más bien, que sin dejar de ser amigo había ampliado la relación a una más fraternal).

 

Con Lorenzo escribimos hace algunos años, en coautoría, tres libros de finanzas, que titulamos Coloquios. Estas publicaciones nos han dado muchas alegrías por la generosa recepción de nuestros alumnos y participantes; también nos han dado muchos dolores de cabeza: especialmente en todo lo relacionado con las editoriales, derechos de autor, pagos, regalías y una larga lista que los latinos dirían “et-cetera”.

 

Así que una vez subidos en el barco los tres coautores, Federico, Lorenzo y yo, nos pusimos a trabajar, tanto en el texto como en ver quién nos podía editar el libro. De las tres experiencias que teníamos con Lorenzo sobre los libros: la primera ya no era viable; la segunda fue tan mala que la llamaría pésima (conste que traté de poner en el Word “tan pésima” y no me dejó, porque pésimo ya es superlativo de malo); y la tercera fue, como se dice en el lenguaje popular “muy x”, salió bien, pero sin involucramiento de la editorial.

 

Tardé pocas horas en recordar que acababa de enterarme de que Daniela, una alumna que está terminando el Medex se dedicaba a eso. Así que la llamé. Fue una gran y buena decisión acudir a ella. En 45 minutos nos tenía una primera propuesta junto con su equipo con Lucero y Lorenzo (increíble que coincidan dos Lorenzos en una misma actividad). Con Dani y su equipo (Mariela, Arturo, Ximena y Sandra) hemos ido trabajando de la mano en unas semanas para definir una cantidad de cosas que ya ni me acuerdo: paleta de colores, tipografías, portadas, y nuevamente et-cetera. Comentábamos con mis coautores al final de cada reunión de trabajo cosas como: “No teníamos ni idea de que eso se podía hacer”; “qué cantidad de cosas no sabemos”…

 

Ah, me acabo de dar cuenta de que no he dicho ni cómo se llama el libro ni de qué va. Perdón. Pues ahí va. El libro se llama Un coloquio inesperado, cómo sacarle jugo a la crisis. Mientras escribo esto no sé si mi editora me autorizará a publicar una foto con la portada del libro. Más bien, pienso que no me dejará porque hay derechos de autor, diseños y no sé qué más cosas (Confirmado, no me autorizó).

 

El prólogo se lo pedimos al Doctor Doctor Carlos Ruíz González (no es error que aparezca dos veces Doctor, porque él es doblemente Doctor). Ahora que he leído el libro nuevamente (como «n» veces), para revisarlo de cara a su publicación, he llegado a la conclusión que lo más bonito es el prólogo. Confío en que mi editora me permita poner esta frase, a pesar de que pudiera tener problemas mercadológicos. De cualquier manera, el libro tiene buenas y útiles ideas; y lo que pagarás por él valdría sólo para leer el prólogo (mi editora me regañará por poner «sólo» con tilde; pero son 10 años en que no le he hecho caso a la Real Academia; eso sí, en el libro no encontrarás un «sólo» tildado). Como les digo en clases a mis alumnos, una persona compra algo si el precio pagado por el bien es menor que el valor que espera encontrar en dicho bien. Así que creo que el precio vale menos que el prólogo… el contenido que escribimos los tres coautores es un “plus más adicional extra” a ese prólogo y seguro te servirá. (la frase entrecomillada inmediatamente anterior es una que debe su origen a mi coautor Lorenzo).

 

No quiero hacer un resumen del libro porque quiero que lo comprés. Pero ni modo, tengo que soltar algo para que te animés a adquirirlo. Te pongo algunas ideas en un orden desordenado:

 

1. El libro está hablado para ti. Lo hemos escrito de nosotros para ti, lector. Por eso también es un coloquio.

 

2. El libro está dirigido a empresarios y directores. Pero pienso que cualquier persona puede leerlo y sacarle provecho.

 

3.  La idea fundamental es: no te quedes sin hacer nada en esta época de crisis. No puedes seguir como habías estado antes. En esta crisis única en la historia, lo único que priva es el cambio.

 

4. Una alumna muy sabia y entendida, cuando le conté del libro me dijo: “Seguro que dices muchas veces la palabra ‘flujo’ en el libro”. Y tiene razón. Junto con el cambio, lo otro que aparece mucho en el libro es el flujo de caja. No lo pierdas de vista.

 

5. El libro tiene nueve capítulos. Los primeros siete están dedicados a los siete pasos de D’Kuba para sortear una crisis. El octavo es sobre el crédito y el noveno capítulo es el “octavo paso de los siete pasos de D’Kuba”. (Esto me recuerda lo que decía mi maestro Alvira: “Solo los genios se contradicen. Los normales no se contradicen nunca”).

 

Dejo para el final el anuncio del patrocinador.

 

El libro será publicado en formato para Kindle por Amazon el viernes 7 de agosto. Si lo vas a comprar, te agradeceré comprarlo el fin de semana del 7 al 9 de agosto. (Dicen los ‘marketinguero’s que eso es muy importante; me lo explicaron, pero no lo entendí: el marketing y yo estamos casi siempre peleados). También allí podrás encargar una versión física, que tendremos el gusto de firmar algún día que la crisis médica nos lo permita. Y el martes 11, electrónicamente, tendremos una presentación en sociedad. Ya te llegará la invitación (estoy nervioso por hablar frente al público…. aunque no lo parezca).

 

Nos vemos pronto, y confío en que te animes a comprar el libro.

Colofón: Hoy, que hemos estado subiendo el libro a Amazon nos dimos cuenta que la edición impresa a colores quedaría excesivamente cara. Así que el viernes 7 aparecerá la versión para Kindle (o para lectores de Kindle en Ipad-Iphone) a todo color. Y la versión impresa de Amazon será en blanco y negro.