Decidir: en busca de la felicidad


Quizá muchos de los lectores de este blog han visto la película que en español titularon «en busca de la felicidad» (The Pursuit of Happyness). Por azares del «destino» tuve la «suerte» de verla varias veces; como a mediados de la segunda vez, ya estaba un poco harto de la dichosa película. De alguna manera verla me hacía sufrir; y no estaba dispuesto a esperar todo el recorrido de la misma para llegar a la felicidad que se obtenía al final de la misma… sufría todo el proceso.

Estamos en la época pre-navideña, conocida, habitualmente, como el Adviento. Aunque litúrgicamente es un tiempo de penitencia y preparación para la Navidad, es mucho más «agradable» que la Cuaresma… Se preparan los regalos; hay actividades en la empresa que sólo se dan en esta época (convivios); hay posadas; hay villancicos; en general, la gente tiende a estar más feliz, preparándose para la Navidad.

En este contexto, recibí hoy un mail de Ana, una participante en el Medex (la Maestría en Dirección de Empresas para Ejecutivos con Experiencia) del IPADE, quien me comentaba algunas ideas sobre mi post anterior (http://javierduarteschlageter.blogspot.mx/2015/12/como-se-mide-una-buena-decision.html), en la que comentaba algunas ideas sobre la evaluación de una decisión por los resultados.

‘Lo que importa es el proceso’ (lo dijo Ana)

El mail que me envió Ana me gustó mucho, por varias razones. Me escribía (transcribo literalmente, corrigiendo algunas pocas palabras escritas en el lenguaje propio de un mail): «hoy un director me pregunto: ¿qué te ha dejado la maestría ? Inmediatamente y sin pensarlo respondí «felicidad» (suena cursi, pero es la verdad); con esto quiero decir que tal vez, a mi manera de ver las cosas, las decisiones no deben de juzgarse por el resultado, si no por el camino; como dice la frase ‘lo importante no es la meta si no el camino que te lleva a ella’; no creo que existan decisiones buenas o malas, solo decisiones, acciones y cosas que llevan a un resultado ‘esperado’. 

Lo que importa es el proceso: si el proceso no se disfruta, no se aprende, no nos enseña; el resultado y su juicio no vale. … Tal vez suena un poco tonto, pero creo (como algo de fe) que las cosas suceden por algo y que si suceden es para que existan los cambios. ¿»Malo» que cierre una empresa ? Puede ser. ¿»Malo» que haya guerras? Sí, hay muchas cosas que podríamos juzgar y no acabaríamos… El presente es lo más importante, disfrutar el proceso y aprender de lo que nosotros «creemos que es malo o bueno» o verlo como un aprendizaje.«

Destila mucha sabiduría lo que transcribo del mail de Ana. Si no disfruto los procesos, y sólo busco la meta, la alegría, felicidad, que da llegar allí se termina relativamente rápido. Pero si gozamos el proceso -el hoy-, todo lo que dura llegar del ayer al mañana, entonces, podremos ser más alegres, más felices, con más gozo. 

«Goza el proceso, goza el noviazgo»

De hecho, hace años me comentaba un gran amigo que cuando estaba de novio de la que ahora es su esposa, se sentía preocupado por una cosa similar. Un colega a quien le consultó le dijo esta misma idea: ‘goza el proceso, goza el noviazgo, que es en lo que estás ahora’. Desde hace más de 25 años sigue gozando con su esposa.

En esta época previa a la Navidad, oyendo villancicos, pensando en cómo evaluar una decisión, estas ideas aportan más elementos para pensar en lo casi único verdaderamente importante en la vida; lo que todos buscamos, de alguna manera, consciente o inconscientemente: ser felices. 

Qué difícil se ve el tema… ¿Soy feliz porque llegué a la meta? Seguro que sí… Pero seguro seriamos más felices si voy buscando la felicidad en cada momento del hoy y ahora y no sólo pensando en buscar la felicidad en la meta. Una vez leía una frase que más o menos decía así: es más feliz aquel que no ha llegado a la meta pero que sabe que llegará que aquel que ya ha alcanzado la meta, pero que sabe que ya dejará esa meta. 

Todos tenemos experiencia de cuando deseamos algo nuevo. En estos días que quizá recibiremos regalos, tenemos la ilusión de estrenar algo… y esa felicidad del día cada vez más cercano nos prepara para el culmen de la felicidad que es cuando recibimos el regalo… y luego viene el «acostumbramiento» al objeto regalado, hasta que la felicidad que hemos buscado en ese objeto va disminuyendo, hasta que nos acostumbramos a eso.

Si nos examinamos a fondo, veremos que si no hemos gozado toda la espera, la posesión del objeto termina siendo una felicidad efímera… así que, como nos dice Ana, tenemos que gozar todo el proceso y gozar en todo el proceso.

Limitados aunque sea por lo que no podremos hacer

Tenemos experiencia de que somos muy limitados como personas individuales. Nos proponemos hacer muchas cosas en la vida, que no llegaremos a hacer, aunque sea por falta de tiempo. Y eso no puede quitarnos la alegría: debemos ser felices en el proceso, aun de las cosas que no logremos alcanzar a hacer.

Existe un adagio filosófico que dice: «lo primero en la intención es lo último en la consecución». Si sólo buscamos la felicidad en la meta, no gozaremos mientras no lleguemos… y cuando lleguemos, eso durará sólo unos momentos… así que aprovechemos todo el camino.


La «llena de gozo»

En estos días de Navidad, la vista se vuelve inmediatamente a aquella joven doncella que será mamá en pocos días. Recién había aceptado su cometido en el mundo (el cometido más grande que ha recaído sobre una criatura) va a visitar y ayudar a su anciana prima embarazada. Y es muy conocida la oración con que Santa María Virgen alaba a Dios después del saludo de Isabel. «Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de gozo en Dios mi Salvador». 

Ella, la «llena de gracia» también es y está «llena de gozo». No sólo será feliz el día de la Natividad de su Hijo, sino que ya era feliz desde antes. De hecho el Arcángel Gabriel le dice así: «Alégrate, María, llena de gracia»… bonita asociación entre alegría y gracia, para poner todo claro.

(La frase «alégrate, María llena de gracia» es una traducción del griego Jaire, Maria, Kejaritomene)

Nos despide otra frase de Ana 

Como Ana ha sido la «culpable» de este post, consideré que ella misma debería despedirse ahora:  Bueno, con todo esto, lo que creo es que las cosas suceden por algo y hay que aprender de ellas. Y las mejores decisiones son las que te llenan.